En el suroeste de Inglaterra, en la ciudad de Gloucester, un habitante llamado Adrian Woodyatt, de 47 años, tomó una actitud que molestó a todo el vecindario. Plantó arboles venenosos en el jardín, con el fin de evitar a los vecinos considerados por él como indeseables.
Los habitantes del lugar, furiosos con la situación, accionaron el consejo del barrio para que se tome alguna actitud. Según el diario inglés Mirror, esta fue la primera vez que la justicia tomó una medida contra un propietario de un inmueble. Apodado como Jungle-Man (hombre jungla), el cultivador de plantas venenosas, fue acusado por los vecinos de ser muy aislado.
Pero la actitud radical de Adrian no dañó solo a los vecinos, sino a sí mismo. Por determinación de la justicia, fue obligado a dejar su casa e incluso recibió varias multas que suman el valor de U$D 234 mil.
¿Por qué no debemos actuar como él?
Reflexionando sobre esta historia, aprendemos que no todos los actos dañinos contra el prójimo pueden resolverse con facilidad, como ha ocurrido en Inglaterra. Algunas actitudes motivadas por la ira o la venganza pueden ser irreparables. Eso es porque cuando queremos pagar mal por mal vamos en contra de las enseñanzas del Señor Jesús, que deja claro que debemos actuar con misericordia y compasión. “Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos.” (1 Tesalonicenses 5:15).
El hecho es que el comportamiento de Adrian no es diferente que el de muchos que hasta se dicen cristianos, pero hablan mal del prójimo, juzgan a sus familiares, traman contra el compañero de trabajo, desean venganza y están siempre levantando contiendas entre los amigos. Tales comportamientos demuestran que el problema no está en terceros, sino en la propia persona que hace el mal.
Algunas personas actúan de esa manera de forma consciente y no quieren cambiar, aunque ya hayan sido advertidas sobre ese tema. Sin embargo, están aquellas que aprendieron a ser así, por sus padres, hermanos, amigos, otras personas y, por eso, reproducen el comportamiento nocivo, sin notar que están yendo por el mal camino.
Consciente de esa ” ignorancia espiritual” que afecta a muchos, la escritora Cristiane Cardoso enumeró en su blog 10 actitudes de una persona problemática y enseñó cómo se puede librar de tales comportamientos. Vea:
- Usted se aísla de todos. En el fondo usted piensa que nadie lo entiende, que las personas lo juzgan mal y que nadie es confiable. Una de las frases que a usted le gusta decir es: “mejor andar solo que mal acompañado”. Por eso, usted evita formar parte de los grupos, estar en medio de otras personas, hacer nuevas amistades o incluso sentarse al lado de otras personas.
- Usted interpreta todo lo que los otros dicen o hacen. Si la persona la saludó de una manera extraña, usted ya la juzga como que está extraña. Si la persona la miró, usted cree que ella está pensando mal de usted. Usted cree que lo que las personas dicen siempre está relacionado con usted.
- Usted es extremadamente radical, ocho u ochenta, totalmente desequilibrado, es por eso que lleva todo al pie de la letra.
- En el fondo, usted se cree mejor que las demás personas por eso le gusta mostrar santidad, pero seguramente usted nunca lo diría en voz alta porque parte de su santidad es mostrar una cierta “humildad”.
- Usted nunca se decide, en un momento quiere una cosa, en otro quiere otra cosa.
- Usted no sale de ese lugar, no crece ni avanza. Está detenido en el tiempo y solamente usted no lo ve.
- Vive en una película dramática en la que usted es la víctima: usted es una persona solitaria y se enorgullece de eso como si la soledad le diera un poco más de razón al sentirse víctima de todo y de todos.
- Usted guarda rencor: sin embargo, lo disfraza muy bien y es mejor no tocar en el tema. Usted no puede tragarse lo que hablaron o le hicieron y hasta hoy espera por la “justicia de Dios”.
- Usted tiene serios problemas interiores, pero prefiere fingir que no los ve. Siente mucha envidia de ciertas personas. Usted es malicioso y ve todo con malos ojos. Es orgulloso y no acepta la ayuda de nadie, pero delante de todos, agradece.
- Usted es extremadamente carente y necesita atención todo el tiempo aunque sea de manera virtual.
Si usted ha pasado por una situación parecida o no logra perdonar a su prójimo participe de una reunión en el Templo de Salomón, o en una Universal más cerca a su domicilio. Ingrese aquí.
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