¿Año nuevo, vida nueva?
Esa es la esperanza de todo el mundo. Inclusive los que creen en Jesús.
¿Pero será que el sentimiento de esperanza es suficiente para tener una vida nueva en el año nuevo?
Para responder esa pregunta basta volver al pasado. Existían las mismas expectativas, en esa época, en los años anteriores. Las mismas esperanzas. ¿Y qué sucedió? Nada. Para la mayoría fue hasta peor.
¿Por qué?
Porque la vida nueva no depende de sentimientos, sino de la fe en acción. ¿Cómo?
Volvamos a los tiempos bíblicos.
Dios llamó a Abraham para construir una nación separada de todas las demás que eran paganas. Israel, nieto de Abraham, se multiplicó en Egipto y se tornó un pueblo numeroso. El Señor lo liberó de la esclavitud egipcia, y de él constituyó una nación fuerte y poderosa.
Pero, a causa de su rebeldía, Israel volvió a la condición espiritual de Jacob. Volvió a la condición de esclavo en tierras extranjeras.
La historia se repite. Cuando el pueblo está bien espiritualmente, hay paz, salud y prosperidad. Pero cuando está mal con Dios, el diablo disfruta.
Cerca de 100 años habían pasado desde su regreso a Palestina. Incluso, en los días del profeta Malaquías, Jacob se encontraba espiritualmente perdido. Sus sacerdotes vivían en la corrupción y, por consiguiente, también el pueblo.
Deshonestidad, infidelidad, casamientos mezclados, divorcios, idolatrías, hechicerías, adulterios, juramentos falsos, robos, en fin, toda suerte de injusticias eran practicadas.
Y cuando clamaron, el Señor respondió: “Yo no los destruyo, porque Yo, el Señor, no cambio. Ustedes se desviaron de Mi Ley…
Pero si ustedes se vuelven a Mí, entonces Yo me volveré a ustedes.
Y ustedes preguntan: ¿Cómo volveremos a Ti?”
Entonces, el Señor da la receta de una vida nueva en el año nuevo: Restablecer la fidelidad en los diezmos y las ofrendas. Malaquías 3:6-12
¡Claro!
Ningún matrimonio puede ser restablecido sin el principio de la fidelidad conyugal. Y lo mismo se aplica en el restablecimiento de la alianza con Dios.
En este nuevo año, comience a actuar con fidelidad para con Dios y pruebe la fidelidad de Él para con usted.
¡Compruebe usted mismo si la Palabra de Él es verdadera o falsa!
Los diezmos representan fidelidad. Son una señal de sociedad con Dios.
Cuando Le somos fieles, Él es obligado a corresponder. Por eso Él promete reprender al que maldice.
Quien quiera vida nueva tiene que comenzar por ser fiel a Dios con sus diezmos. De lo contrario, va a continuar en la esperanza hasta la muerte.
Hay un refrán que dice: manda quien puede, obedece quien tiene juicio.
¡Piense en eso!