La Gran Misión
El bautismo con el Espíritu Santo tiene un objetivo singular: habilitar a los discípulos para ser testigos vivos del Señor Jesucristo en la Tierra.
Como Juan Bautista fue enviado por Dios para testificar al respecto de Jesús (Juan 1:7), lo mismo sucede en relación al sellado con el Espíritu Santo.
Solo los bautizados con el Espíritu Santo son escogidos por Dios para ser testigos de la resurrección de Su Hijo Jesús.
“… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y Me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:8
¿Cómo ser testigo de Alguien que nació, vivió, murió, resucitó y ascendió a los Cielos 2 mil años atrás?
No estaba allá cuando eso sucedió;
Mis ojos verdes no vieron a Jesús;
Mis manos defectuosas no Lo tocaron.
¿Cómo puedo probarles a otros que Jesús está vivo?
Solo hay un modo: ¡Ser poseído por el mismo Espíritu que Lo resucitó!
Obispo Edir Macedo
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