A veces vemos a alguien triste por algo: la pérdida de un ser querido, una noticia que lo quebrantó… No importa. En el intento de ayudar, muchos terminan diciendo algo que vuelve la situación aún más incómoda. El que sufre puede – incluso por la inestabilidad emocional del momento – sentirse enojado u ofendido por oír esas viejas “frases hechas”.
Pero, ¿Cómo evitar eso?
Vea 3 consejos que NUNCA debe decir:
1- “Podría ser peor”
Por supuesto, podría haber sido peor. Y puede terminar siendo así realmente, si usted dice eso. Puede transmitir la idea de que, para usted, el sufrimiento de la persona no es importante, porque hay personas en una situación mucho peor. Dios no desea ningún tipo de sufrimiento para nadie, ni grande ni pequeño, y solo quien está dentro de la situación sabe cómo eso duele; cada uno tiene su dolor. Entonces, nuestro papel no es el de ser “medidor” de sufrimientos, sino el de dar aquel apoyo que la persona necesita. Estar a su lado ya es una ayuda y más, haciendo que la misma sienta eso, aunque, para usted, el problema parezca pequeño. Intente llevar una palabra basada en la Biblia también.
2- “Si necesitas algo, llámame”
¿Está confundido? Es entendible. Pero deténgase a pensar: el que sufre, raramente sabe lo que necesita en aquel momento en el que sus pensamientos están confundidos por el problema. Allí, ¿usted sabe lo que parece cuando dice eso? Lo siguiente: “mire, le dije algo bueno solo para que se sienta mejor. Nos vemos”. Aunque su intención no sea esquivarlo, da la impresión de que usted no piensa realmente en la persona en aquel momento. ¿Qué tal, entonces, preguntar directa y simplemente?: “¿Qué puedo hacer por usted?” Ahí sí podrá evaluar si puede hacer algo concreto. Puede incluso no solucionar la situación, pero quién sufre va a saber que realmente tiene su atención, eso ayudará mucho en la recuperación. Hacer una oración con la persona también hará toda la diferencia.
3- Dios permitió eso para su bien.
Puede que sea así. La Biblia incluso habla sobre eso. Solo que, aunque la intención de quién usa ese pasaje bíblico sea buena, puede herir a quien lo oye en aquel momento de fragilidad o de indignación. ¿Sabe por qué? A veces puede parecer que usted pretende dar una lección moral, aunque su intención sea de consolar, y eso aleja. Otras personas, tristes en aquel momento, pueden pensar que Dios juega con ellas como peones en un juego, lo que nunca será el caso. Lo que la persona debe entender es que Dios puede ayudarla en esta dificultad, sea cual fuere, ella debe recurrir a la única ayuda real. A partir de ese momento entenderá que el amor de Dios existe tanto en los momentos buenos como en un momento de desesperación.
“Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo” Salmos 23:4
Usted también puede llevar a esa persona que quiere ayudar a una reunión en la Universal. Y si es usted mismo el que necesita ayuda, encuentre en este momento, un templo más cercano a su domicilio ingresando en www.universal.org.ar/direcciones.
[related_posts limit=”10″]