El Reino de Dios y Su Justicia
La ansiedad por la vida de éxito familiar y económico ha sido el mayor enemigo de los candidatos al bautismo con el Espíritu Santo. Normalmente, las personas se aproximan al Altar con intereses puramente seculares. No priorizan al Reino de Dios y mucho menos al comportamiento justo. Debido a eso, empiezan y terminan los años y la vida es la misma desgracia. Frecuentan la iglesia en búsqueda de las bendiciones, pero no le dan la más mínima importancia al Bendecidor, lo que los mantiene distantes de Dios y, consecuentemente, de la Vida.
Las denominaciones cristianas están llenas de personas así. Personas enviciadas en oír la Palabra, enviciadas en pedir oración, enviciadas en orientaciones, en fin, enviciadas en la religiosidad, pero cada vez más vacías del Espíritu. Si les preguntan si creen en Jesús, responderán: ¡claro! Pero sus ojos no consiguen esconder la vida amarga que cargan.
No es incorrecto querer vivir una vida abundante. A fin de cuentas, ¿no es eso lo que el Señor Jesús promete? Pero no es sabio priorizar a las bendiciones en vez de al Bendecidor. La fe inteligente prioriza la sumisión al Rey y después a los privilegios de Su Reino.
El Ayuno de Daniel es un propósito de fe sacrificial para los que no tienen nada que perder. Es como el Arca de Noé dispuesta a rescatar a los perdidos, avivar la fe de los tibios y renovar a los demás salvos. Quien esté dispuesto a renunciar a todo tipo de información secular, Internet, redes sociales, entretenimiento, deportes, cine, teatro, shopping, música secular, conversaciones improductivas, en fin, todo lo que desvía al pensamiento de los pensamientos de Dios, es muy bienvenido. Aunque quiera comenzar el Ayuno atrasado, no hay problema. Lo importante es sumergirse en el Océano del Espíritu inmediatamente y desintoxicarse de este mundo.
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas BUSCAD PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA, y todas estas cosas os serán añadidas.
Mateo 6-31-33
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