“Era imposible que fuéramos sanados, el milagro fue real”
Enterarse del diagnóstico médico no fue nada sencillo, los médicos le anunciaban que tenía leucemia, una noticia que sería el comienzo del desastre en sus vidas. En esos momentos todo da vueltas en su mente. La familia de Claudio Salavagione estaba siendo destruida por las enfermedades. Él enfermo de “cáncer blanco” y su hija mayor con ductus arterioso, una cardiopatía que consiste en la persistencia de la comunicación entre el sistema arterial pulmonar y la aorta durante la etapa fetal.
El panorama no era alentador y Claudio tocó fondo cuando los médicos le comunicaron la terrible noticia de que no iba a poder tener más hijos. Sus sueños se desmoronaban y no veían una salida. En esos difíciles momentos hallar una solución era algo imposible, hasta que llegaron a la Universal. Era la oportunidad de librar a su familia de las enfermedades.
A través de las cadenas de oración, sumado a la constancia y perseverancia en la fe, fue posible que sucediera un milagro. Fueron sanados completamente tanto Claudio como su hija, no les quedaron secuelas y aún más, lo que era imposible para la medicina fue posible para Dios. Pudieron tener un hijo, quien hoy tiene 14 años. Todo esto fue posible porque 19 años atrás se decidieron a luchar por una vida diferente. Hoy disfrutan en familia de una vida próspera y bendecida. “Entregarnos a Dios en la Universal fue lo mejor que nos pasó en la vida”, finaliza.
“Nuestra situación cambió al buscar la ayuda de Dios”
Mabel enfrentaba problemas en diferentes áreas de su vida, pero las mayores preocupaciones giraban en torno a su familia. La inestabilidad económica se inició cuando su esposo perdió el trabajo, no había forma de afrontar los gastos básicos, por lo tanto pasaron muchas necesidades.
“La desesperación me invadía al ver a mi esposo desempleado, no teníamos para comer, incluso llegamos al punto de mandar a nuestros hijos a pedir comida en comedores. Era una situación humillante”, recuerda Mabel, quien buscaba ayuda en varios lugares pero nada cambiaba.
Todo era cada vez peor, el vicio del alcohol, las enfermedades y las peleas no daban tregua. Ella era muy nerviosa, sufría al no poder dormir a la noche y poco a poco se sumergía más en un pozo depresivo. Pensaba que no había solución para lo que estaban viviendo, sin embargo tuvo la oportunidad de acercarse a la Universal. Después de escuchar la programación por la radio, tomó la decisión de acercarse y comenzar a luchar por su familia.
“En la iglesia aprendí a usar mi fe, perseveré en las reuniones, luché en oración por mi familia y al poco tiempo los cambios se hicieron no- torios. Primero fui libre de todo lo que me hacía estar mal, la miseria y las enfermedades desaparecieron de mi familia. Logramos ser un matrimonio bendecido y la paz comenzó a reinar en casa. Gracias a Dios toda mi familia está en la presencia de Dios y somos muy felices”, cuenta sonriendo .
Creyeron que una vida diferente era posible
Juan Alejandro Román y Marcela Verónica Suarez hoy disfrutan de un matrimonio bendecido, pero un tiempo atrás era imposible para ellos ver un futuro feliz. Él vivía alcoholizado y saliendo a bailar todos los fines de semana. “Tenía malas amistades y eso me generaba conflictos con otras personas. Para fin de año vivía tomado y drogado. Además no podía formar una familia, todo se cortaba. Pero cuando empecé a participar de las reuniones en la Universal busqué mi liberación, dejé el alcohol y me alejé de las malas amistades. Busqué la presencia de Dios y mi vida cambió por completo. Me casé con una mujer maravillosa y somos muy felices”.
Marcela, por su parte vivía una situación diferente pero también sufría muchísimo antes de conocer el poder de Dios. Durante 11 años tuvo miedo de morir y no le gustaba estar sola en la calle. Era una mujer triste, nerviosa y depresiva que no podía dormir. “Llegué a tener ataques de locura, rompía todo lo que estaba a mi alcance, me golpeaba la cabeza contra la pared, me arrancaba los pelos y me lastimaba el cuerpo. Siempre estaba enferma, recuerdo que me sentía una mujer inferior, con complejos, por eso intenté suicidarme dos veces, pero al llegar a la Universal comprendí que había una chance de tener una vida diferente. Hice las cadenas, fui libre del sufrimiento, mi interior se fortaleció y Dios me bendijo en todas las áreas de mi vida”, cuenta ella.
Ellos concurren a la Universal en Constitución 828, San Fernando
Este 3° Domingo del Día I, usted y su familia podrá vencer lo que consideran imposible en sus vidas. Solo tiene que acercarse a la Universal principal, ubicada en Av. Corrientes 4070 – Almagro.
También puede buscar una iglesia más cerca de su casa, haciendo clic aquí.
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