Si cuando suena el despertador usted no puede ni despegar un ojo, hay dos causas: o está muy cansado o tiene conjuntivitis
Esta es una enfermedad muy frecuentes, sobre todo durante los meses de primavera y otoño. Entre sus síntomas se incluyen lagrimeos, picazón, secreción purulenta y fotofobia (molestia a la luz).
Se caracteriza, además, por el enrojecimiento de la conjuntiva a raíz de la dilatación de los vasos de la membrana conjuntival, generalmente como reacción a un proceso inflamatorio. Es importante que tenga en cuenta que los reflejos pupilares se mantienen normales durante el desarrollo de la dolencia y que la pérdida de visión nunca se debe a esto.
A menudo, la causa de la conjuntivitis es una infección que puede estar producida por bacterias, hongos o virus. También, puede aparecer debido a una alergia, un problema físico (traumatismo, invasión de un cuerpo extraño, lentes de contacto o luz, entre otros) o a un factor químico (polución, humo o sustancias irritantes).
Cada tipo de conjuntivitis tiene su correspondiente sintomatología y duración. Así, por ejemplo, la bacteriana se caracteriza por un tipo de materia purulenta y permanece por poco tiempo. En tanto, la viral presenta una secreción acuosa y el lagrimeo es escaso. Esta última afección, además, permanece durante bastante tiempo en los ojos. La de tipo alérgico depende de la estación del año (primavera u otoño) y provoca un intenso escozor y edema en los párpados.
Una medida fundamental es evitar el uso de cualquier colirio o pomada sin consultar al oculista. Hasta el ansiado momento de su consulta, tan solo lave sus ojos frecuentemente con agua, té frío o suero fisiológico; protéjalos con anteojos de cristales ahumados y trate de no permanecer en ambientes cerrados y con mucho humo.
Los lugares con poca renovación de aire, la polución atmosférica, el baño en piscinas, el viento, el sol y la nieve -por diferentes motivos- pueden producir conjuntivitis.
Tratamiento
El tratamiento de la conjuntivitis debe estar dirigido a controlar la causa que la provoca. Así, en la de origen bacteriano es recomendable los lavados oculares con suero fisiológico o con té frío y la utilización de colirios antibióticos, que se debe administrar cada tres o cuatro horas durante dos o tres días, ya que a nivel local el medicamento pierde inmediatamente eficacia y puede crearse resistencia de la bacteria al mismo.
En la conjuntivitis de origen viral, que tiene tendencia a la cronicidad (suele durar más de dos semanas), no existe un tratamiento específico, ya que los agentes antivirales se han mostrado poco eficaces. En estos casos se debe mantener el ojo en las mejores condiciones, utilizando medicación antiinflamatoria y lavados frecuentes.
Es aconsejable que bajo ningún concepto se utilice colirios o pomadas que contengan corticoides en su composición sin haber consultado previamente al médico porque pueden provocar graves lesiones en la córnea.
La conjuntivitis alérgica se tratan evitando el contacto con la sustancia que la provoca (polen, cosméticos, lana, entre otros), y una vez establecida por el especialista, se debe administrar antialérgicos y vasoconstrictores locales.
Por último, un sabio consejo: durante la enfermedad evite por todos los medios frotarse los ojos porque agrava cualquier tipo de conjuntivitis, ya que disemina la causa que la provocó y aumenta la intensidad de los síntomas.
Ojos secos
Así como la conjuntivitis nos hace llorar, entre otras molestias, existe otra enfermedad que nos impide hacerlo: el síndrome del ojo seco (conocido científicamente bajo los nombres de Sjogren, Queratitis seca o Xeroftalmia).
Se caracteriza por la disminución de la función de las glándulas lagrimales. Es más frecuente en personas de más edad o asociado al uso continuado y durante de años de lentes de contacto.Otras causas que dan origen a esta dolencia son las quemaduras por productos químicos volátiles o la exposición a altas temperaturas. En ocasiones, este cuadro médico es secundario a otras enfermedades reumáticas o similares.
Los síntomas del ojo seco van desde una irritación leve, con una sensación de arenilla o de tener un cuerpo extraño dentro del globo ocular, hasta una molestia grave acompañada de sensibilidad a la luz (fotofobia).
Se recomienda en estos casos usar poco tiempo los lentes de contacto, en aquellas personas que lo requieran, manteniéndolos siempre en muy buen estado de conservación y porosidad, entre otros cuidados.
Como tratamiento se usan lágrimas artificiales, como gotas (durante el día) para humedecer los ojos, o ungŸentos lubricantes (por las noches) para casos más graves. Todo indicado por el oculista.También, se utilizan pequeños tapones en los conductos de drenaje de las lágrimas para ayudar a que éstas permanezcan por más tiempo en la superficie del ojo.
El ojo seco poco tratado puede llegar a producir complicaciones importantes, como úlceras o infecciones en la córnea, o una disminución de la agudeza visual.
Es importante que las personas asuman que frente a cualquier problema de salud deben concurrir con un especialista, evitando la sanación por su cuenta. Esa acción particular, en la mayoría de los casos, llega a la conclusión que ‘el remedio resulta peor que la enfermedad’.