“Porque Él te libra del lazo del cazador y de la pestilencia mortal”. Salmo 91:3
Dios puede y quiere librar a todos, pero hay una condición para que Dios libre del lazo del cazador, que son las trampas del mal, los accidentes, asaltos, ataques terroristas, las catástrofes… Dios no hace acepción de personas, pero tampoco obliga a nadie hacer de Él su Abrigo. Si yo elijo hacer de Dios mi Abrigo voy a Él en oración, Lo busco de forma Bíblica, inteligente, Lo obedezco…
No está escrito “te libró” o “te librará”, está escrito “te libra”, es en presente, repare la necesidad de siempre estar en espíritu de oración, preguntando a Dios: “¿Qué quieres Señor, que yo haga, cual es Tu Voluntad?” “Enséñame a vivir por la fe, y no por lo que veo, escucho, siento…”, para que cuando usted esté pasando por un apuro o por una situación grave en la calle, en el trabajo, en el transporte público, siempre que usted esté en peligro y el lazo, de la tentación, tribulación, injusticia esté ya armado para que tenga un problema grave, caiga en tentación, sufra un accidente, o lo asalten, lo lastime, o muera prematuramente.
Ese lazo del cazador son las trampas que los espíritus malignos usan para atacar al ser humano, para herir a Dios. Ya que no pueden tocar a Dios, quieren tocarnos a nosotros que somos la imagen y semejanza de Dios. Pero cuando elegimos abrigarnos en el Abrigo del Altísimo Él nos libra del lazo del cazador.
Le guste o no, lo crea o no, estamos siendo cazados, esos espíritus están buscando la oportunidad para hacernos caer en tentaciones, tocarnos, para acusarnos, deprimirnos, para enfermarnos, para empobrecernos, para debilitarnos en la fe, en la comunión con Dios. Para hacer que usted blasfeme, murmure, culpe a Dios, abandone su pareja, a su familia, estudios, maltrate a alguien… ellos están siempre acechándonos, están siempre a nuestro alrededor cazando, siempre atentos observando los detalles y esperando la oportunidad.
Orar por la familia es fundamental, venir a la Iglesia es necesario, Jesús nos enseñó a congregarnos, pero, si saliendo de la Iglesia usted dice lo que no debe, alimenta sentimientos de venganza, no perdona a quien lo ofendió, paga el mal con otro mal, da mal testimonio, eso significa que no está abrigado en el Altísimo.
Está en la Iglesia física, pero no en el Abrigo del Altísimo.
El Abrigo del Altísimo requiere que uno tenga un comportamiento de acuerdo con la Voluntad de Dios, con la Voluntad del Padre. Debemos comportarnos como hijos, cuando alguien nos rechaza, aun en el propio hogar, mirar con buenos ojos y perdonar, relevar, aunque crean más en la mentira que les dicen que en la Verdad que está Escrita. Es una elección de ellos, pero usted no puede dejarse vencer por la incredulidad de los demás, sino darles un buen ejemplo, unir la oración con un ejemplo de carácter, de fe inteligente, bíblica, de obedecer lo que está Escrito con o sin voluntad.
La pestilencia mortal, que está matando más que muchas guerras, covid 19, se llama depresión, adicción, promiscuidad… está ahí entrando por los ojos, por los oídos, por la boca, por el corazón, y matando a personas espiritualmente, emocionalmente, moralmente.
Y nos corresponde a nosotros hacer la elección de hacer como Dice el Espíritu Santo en el Salmo 91:
“El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente. Diré yo al SEÑOR: Refugio mío y Fortaleza mía, mi Dios, en Quien confío. Porque Él te libra del lazo del cazador y de la pestilencia mortal”. Salmo 91:1-3
Hay personas que están muertas en vida, ya no creen más en valores como familia, honestidad, responsabilidad, disciplina, gratitud, unión familiar, ¡pero nosotros si, creemos y vamos a seguir orando para que nuestra familia esté siempre al Abrigo del Altísimo!
De ahora en adelante, todo será diferente.
#IglesiaUniversal
#TemploDeLosMilagros
#FromHereOnEverythingDifferent
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