Estudiar la Biblia puede cambiar su vida para mucho mejor. Si usted todavía no la estudia ¿qué está esperando para comenzar? Si ya lo hace, ¿lo estará haciendo de manera correcta? El modo en cómo usted ve lo que lee puede influenciar mucho en el resultado. ¿Lo estará viendo de la manera correcta?
Experimente los consejos de abajo para estimular su aprendizaje – y su vida:
El foco correcto – Si su objetivo es el libro, ya comenzó mal. Dios debe ser el “blanco” correcto de su atención. Si la Biblia es su foco, es por eso que usted puede estar desanimado en su estudio. No la encare como “aquél libro aburrido” que alguien le obligó a leer. ¡Dios es el tema y ella es un camino! El propio Señor Jesús habló del peligro de si adoramos a la Biblia como responsable por la Salvación, en seguida dice cuál es el verdadero foco. Vea lo que Él dice en Juan 5, en los versículos 39 y 40.
Véala como una película: – Cuándo usted lee cualquier libro – romance, aventura, ficción científica y muchos otros -, siempre imagina el rostro del personaje, el ambiente, la ropa que usa, y eso ayuda a fijar lo que leyó. Después, cuando Hollywood hace una película sobre aquella historia, usted ve todo diferente de lo que imaginó. ¡Y muchas veces su imaginación fue mejor! Los grandes hombres y mujeres de la Biblia hacían lo mismo con lo que sus antepasados aprendieron y transmitieron. Así veían lo que otros no notaban: un futuro mejor, si continuasen en las manos de su verdadero Señor. Causa y efecto. La Biblia ayuda mucho a construir la historia en su mente, pues está llena de escenas de batallas épicas, dramas, grandes efectos…
Elija y sea un personaje – El Señor Jesús era un gran narrador de historias con Sus parábolas. Un abordaje inteligente, pues hacía al oyente colocarse en el lugar de aquel personaje, identificarse con él, siguiendo lo que aquella persona de la historia pasó. Así aquellos “papeles” de las parábolas tomaban vida en aquellos que las escuchaban. Y ellos no las olvidaban.
Ore correctamente – La oración es tal vez, el recurso más subestimado por muchos cristianos. En el mundo moderno, orar se volvió sinónimo de tratar con Dios como aquellos genios de los cuentos de hadas, que están solamente para realizar los deseos de alguien. La oración es, en realidad, una conversación directa con su Creador. Es en ella que usted se alinea a la voluntad de Él. Y sin la oración, el estudio de la Biblia es solo una lectura más de cualquier libro. Orando y estudiando, usted evoluciona espiritualmente, y los otros aspectos de su vida acompañan esa evolución.
Ahora que usted ya sabe esos consejos, ¿qué está esperando para ponerla en práctica? Note los resultados y compártalos con otras personas. Participen también del “Ayuno de Daniel”, que va hasta el día 18 de febrero. Sepa lo que puede hacer o no durante este periodo para alcanzar el Espíritu Santo.
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