Un buen líder, en la Biblia, servía a Dios y al prójimo. Con el pasar de los años, esa idea quedó anticuada, y el líder era visto como una figura autoritaria. En 1970, Robert Greenleaf creó un término, “líder servidor”, retomando las ideas bíblicas. Ese concepto probó que funciona. La película Nada que Perder muestra eso en la práctica y es de él que seleccionamos algunas lecciones valiosas para quien quiere ser mejor, sea al frente de un equipo, de una iglesia o de su familia:
1 – No trabaje para engrandecer su nombre. La diferencia entre el culto del pastor que buscaba la gloria para sí y el del joven Edir Macedo es inmensa. Mientras uno intentaba parecer “importante”, el otro aproxima al pueblo, uniendo a todos por el mismo objetivo. Su foco estaba en las personas, no en el título de pastor. El líder sabe que está allí para ayudar a las personas a alcanzar algo mayor que todos ellos. Si es necesario tener un cargo para eso, el propio trabajo lo lleva a tenerlo, pero no es ese su objetivo.
2 – Foco en la misión. Desde el momento de su conversión, el protagonista tenía el objetivo de ir por el mundo y predicar el Evangelio. Entonces, hace sus elecciones pensando en esa misión, dice “no” a las decisiones que lo separan del objetivo y no se permite distraerse por nada que lo desvíe. Ese es el secreto para mantenerse firme y vencer los desafíos.
3 – Tenga una fe práctica. “Fe”, no como sinónimo de religión, pero si en el sentido bíblico, de “certeza” y “convicción”. Lo que impulsa al personaje es la convicción de que Dios existe y que Su palabra es verdadera. Esa certeza es vista en varias decisiones aparentemente alocadas que toma la película.
La fe hace al líder ver lo que nadie más ve. El joven Edir se dispone con entusiasmo a la oportunidad de predicar para pocos. Mientras otros miraban para las butacas vacías, él miraba para las butacas ocupadas y hacia lo mejor para aquellas personas. Muchos solo ven lo que no tienen. Eternamente insatisfechos, no valoricen lo que recibirán y, por eso, no avanzan. El apreciaba cada escalón. En dónde todos veían dificultades, el veía una oportunidad.
4 – Saque provecho de las dificultades. Al mirar las adversidades por medio de la fe, el obispo tiene excelentes ideas. Por ejemplo, sufrir persecuciones injustas por los medios de comunicación, lo hizo darse cuenta de que el monopolio de la comunicación era perjudicial. Entonces, tuvo la idea de comprar la Record. En el momento más difícil, enseña a reaccionar bien: “muchas veces tenemos que bajar para saltar más alto. Es difícil, pero tenemos que confiar”. Las dificultades nos obligan a tomar una decisión. O nos victimizamos y desistimos o nos llenamos de fe y seguimos.
5 – Crea en sí mismo. El protagonista cree en Dios y en sí mismo. Y cree también en la Palabra que predica. Usted ya debe haber oído que para conseguir vender bien es necesario primero comprar la idea del producto. Eso funciona para todo en la vida. Si cree en sí mismo y en los ideales que defiende, conseguirá hacer con que otras personas crean.
6 – Sea honesto. Mientras la iglesia era pequeña y no atraía la atención de los medios, hacía todo correctamente. Pero, cuando creció y quedó bajo los reflectores de la persecución, nadie encontró irregularidades en sus cuentas. El líder trabajaba dentro de la ley. Sabe que necesitaba ser justo si quería crecer con seguridad. Haga lo correcto desde el inicio y evite un dolor de cabeza más adelante.
7 – No tenga nada que perder. El líder va adelante descubriendo lugares desconocidos. Por eso, aunque sienta miedo, lo ignora. Sabe a dónde quiere llegar y hace lo que es necesario hacer. Liderar es una actividad de riesgo, exige sacrificios diarios. Quien no tiene nada que perder, no tiene miedo de sacrificar. Sabe que, mientras más grandes sea el desafío, mayor será la conquista. Más vale la pena. Sufrimos como el protagonista, pero también recogemos con ellos los frutos al ver una multitud siendo ayudada.
La lista no termina aquí. La película tiene muchas otras lecciones de liderazgo – paré de contar en la vigésimo octava – porque no entrarían en el pequeño espacio de este artículo. Usted puede verificar en la próxima vez que vaya a ver al cine Nada que Perder. El largometraje no muestra la vida de un superhombre, pero sí de una persona normal que venció innumerables dificultades para alcanzar sus objetivos. Alguien con quien cualquier uno de nosotros puede identificarse y aprender.