Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR diciendo:
“Párate a la puerta de la Casa del SEÑOR”
y proclama allí esta palabra, y di:
Oíd la palabra del SEÑOR, todos los de
Judá, los que entráis por estas
puertas para adorar al SEÑOR.
Así dice el SEÑOR de los Ejércitos, el
Dios de Israel: Enmendad vuestros
caminos y vuestras obras y os
haré morar en este lugar.” Jeremías 7:1-3
Imagínese en los días de hoy usted llegando a la iglesia y encontrando a su pastor en la puerta gritando: “¡Ustedes que entran aquí necesitan arrepentirse!”
Muchos piensan que, por el hecho de estar en la iglesia, automáticamente serán llenos del Espíritu Santo. Pero, ¿cómo nacer de nuevo y ser bautizado con el Espíritu Santo sin el arrepentimiento de los pecados?
Ese ha sido el motivo por el que muchos todavía no fueron sellados.
Solo enmiendan los caminos y las obras aquellos que están arrepentidos de sus pecados.
Juan Bautista predicaba el “bautismo de arrepentimiento” para remisión de los pecados. Él preparaba el camino.
-Bautismo quiere decir sepultamiento.
– Remisión significa perdón.
El Señor Jesús no vino a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento.
¿Usted ya dejó el pecado?
Mientras haya pecado, no habrá Salvación.
Los que se arrepintieron, y por eso están limpios, están listos para presentarse delante de Dios, y, si fuera necesario, entrar al infierno a rescatar almas.
Si no es su caso, enmiende sus caminos y obras, o sea, ¡ARREPIÉNTASE ahora!
Dentro de poco puede ser demasiado tarde.
Con la Salvación no se juega ni se pierde tiempo.
Colaboró: Obispo Djalma Bezerra