“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.” (Hebreos 11:8)
No todos los que dicen ser de la fe, poseen fe. Y existen los que dicen no tener más fe y, de hecho, la tienen. Pese a que la fe tiene sus misterios y secretos, una cosa es cierta: quien es de la fe no siente. Toma una actitud, obedece. Actitudes que no dependen de lo que se siente. Se trata de pura obediencia. Obediencia por la fe. Es la obediencia lo que muestra, determina y caracteriza la fe.
Vea el ejemplo que fue dado por Jesús: “Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al Reino de Dios” (Mateo 21:28-31). Es decir, cuando los delincuentes obedecen la Palabra de Dios, llegan primero al Reino de Dios que muchos “de la fe”.
Lo mismo también sucedió con Abraham: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Hebreos 11:8). Note que su fe era seguida por la obediencia.
Abraham creyó en la promesa y salió sin saber hacia dónde iba… La mayoría “cristiana” ha cargado una vida maldecida porque cree en la Palabra de Dios, pero no La obedece. La desobediencia fue, es y continúa siendo la causa de la maldición.
No hay manifestación de fe sin obediencia, así como no hay obediencia sin actitud de fe.
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Es la obediencia lo que muestra, determina y caracteriza la fe.
Si usted ha enfrentando momentos difíciles y quiere desahogarse, acérquese a la Universal más próxima a su hogar y converse con un pastor u obrero.
(*) Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo
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