Para algunos es ficción o un simple libro de historias, para otros, es la Palabra de Dios, un manual para la vida. Pero más allá de discusiones religiosas o filosóficas, lo que nadie puede negar es que los relatos que contiene la Biblia son una gran fuente de inspiración para superproducciones cinematográficas y televisivas.
El primer auge del cine bíblico, con grandes producciones y cientos de extras comenzó en 1949, con el estreno de Sansón y Dalila, pero tuvo su pico máximo en 1956, con el lanzamiento de Los Diez Mandamientos con Charlton Heston. Con sus cuatro horas de duración, esta película de 1956 es un ícono de la cinematografía bíblica. Incluso fue remasterizada y emitida nuevamente en cines estadounidenses con motivo de su 60º aniversario. Otros personajes bíblicos también llegaron al cine, cuando en 1959 se estrenó Salomón y la reina de Saba.
Por varias décadas el cine se olvidó de la Biblia, pero los estudios Disney rescataron dos hermosas historias y las presentaron en películas animadas, Príncipe de Egipto (1998) y José, el rey de los sueños (2000).
Pocos años después, en 2004, con una versión que provocó revuelo por la crudeza de sus imágenes, Mel Gibson dirigió La pasión de Cristo, que relata las últimas 12 horas de la vida de Jesús. Con sus altísimos ingresos, la película volvió a poner al cine bíblico como una fuente rentable.
Años después, otras dos versiones levantaron polémica por la falta de fidelidad con las escrituras. Tanto Russell Crowe, en el papel de Noé, como Christian Bale, representando a Moisés, no dieron en la tecla y recibieron muchas críticas por la lejanía a la versión original de las historias. Cosa que sí logró la superproducción realizada por The History Channel, que con La Biblia, buscó fidelidad y calidad en el contenido, haciendo una de las miniseries bíblicas más exitosas de todos los tiempos.
Finalmente, durante los últimos meses, la historia de Moisés volvió a las pantallas chica y grande a través de la megaproducción brasileña de la Red Record, Moisés y los Diez Mandamientos, que se convirtió en un fenómeno de audiencia en Brasil, donde superó al principal noticiero, Jornal Nacional, en Chile y en estos momentos, en Argentina. En declaraciones al programa radial El Exprimidor, Gustavo Yankelevich no dudó en llamarla “la novela del año”. Según IBOPE, la novela, que se emite por Telefé de lunes a viernes a las 22.30, logró un rating promedio de 17 puntos, siendo lo más visto durante cuatro de los cinco días de su primera semana.
Además, fue el mejor estreno de una novela extranjera en el país, con mayores índices de audiencia que el primer capítulo de Avenida Brasil y Amor a la Vida, de la Red Globo, ambas emitidas en distintos horarios.
Moisés y los Diez Mandamientos también es un éxito en las redes sociales. Basta echarles un vistazo durante la emisión de la novela para leer comentarios positivos, en los que se destaca la calidad de la producción, lo atrapante de la historia y los valores que transmite, como la fe, el amor y la fidelidad.
El estreno de Moisés y los Diez Mandamientos es un buen motivo para volver a prender la tele y consumir contenido de alta calidad en familia, lejos de la decadente programación que lamentablemente ha inundado las pantallas en los hogares argentinos en los últimos años, que estaba muy lejos de ser apta para todo público.
La Biblia es una fuente inagotable de grandes historias que resultan atractivas para los guionistas y productores, quienes llevan al público a vivir en la pantalla lo que héroes de la fe vivieron miles de años atrás.
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