Karina Sánchez veía como su vida se iba apagando por tanto sufrimiento. Ella sufrió dolores de cabeza desde pequeña y, a pesar de que le realizaron distintos estudios para encontrar el origen, los médicos no encontraban qué los causaba. Karina cuenta como pasaba sus días: “Empecé a tener dolores de cabeza de chica, recurrí a médicos, diferentes especialistas y terminé medicada. Tomaba pastillas para los nervios. Me llevaron al neurólogo, después al psicólogo y por último al psiquiatra, quien me medicó con antidepresivos. Me hicieron muchos estudios pero no salía nada. Cada vez que empezaba a sentir dolor de cabeza sentía que me moría, eran tan intensos que me provocaban vómitos, dolores de huesos, de oído, me dolía todo”.
Con el paso del tiempo, su familia estaba cada vez más desesperada al verla en esa situación por lo que buscaron ayuda en la casa de los espíritus. “Buscando una salida, mi papá me llevó a probar otros caminos para encontrar la sanidad, me rociaban con perfume, me medían con cintas, participaba de rituales que supuestamente iban a ayudarme, pero fue mucho peor. Comencé a sentir que alguien me seguía, veía una sombra en mi habitación, sentía que me tomaba de los pies y me desmayaba”, afirma.
Los tormentos espirituales hacían de su vida un infierno: “Veía gente muerta, escuchaba una voz que me decía que tenía que matar gente. Al tiempo empecé a tener premoniciones, veía a una persona muerta y a los tres días, fallecía. Mi familia me tenía miedo”, dice Karina.
En la Universal encontró la posibilidad de ser libre de esos males. A través de la invitación de unos vecinos conoció la Universal y así logró cambiar su vida: “Gracias a Dios, todo el sufrimiento forma parte del pasado. Mi proceso de liberación fue arduo, pero perseverando logré liberarme de todos esos males. Lo primero que desapareció fue el dolor de cabeza, luego el insomnio y los desmayos. Nunca más tuve visiones ni premoniciones. Hoy soy feliz, me casé y tengo dos hijas”, finaliza sonriendo.
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