El lunes 4 de abril a las 16 h, se realizó en la Universal de La Rioja el gran evento “Dios es capaz”, en el que unas 750 personas aprendieron que solamente Dios es capaz de todo, incluso de transformar su vida.
El obispo Djalma estuvo presente en la Universal ubicada en la calle Presidente Hipólito Yrigoyen 317, y predicó basado en la palabra escrita en Marcos 7:31-35, “Volviendo a salir de la región de Tiro, pasó por Sidón y llegó al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis.
Y Le trajeron a uno que era sordo y tartamudo, y Le rogaron que pusiera la mano sobre él. Entonces Jesús, tomándolo aparte de la multitud, a solas, le metió los dedos en los oídos, y escupiendo, le tocó la lengua con la saliva; y levantando los ojos al cielo, suspiró profundamente, y le dijo: ¡Efata!, esto es: ¡Abrete!. Y al instante se abrieron sus oídos, y desapareció el impedimento de su lengua, y hablaba con claridad.”, (Marcos 7:31-35).
“¿Qué es imposible para el Todopoderoso? ¿Cuál es el problema por más grande que sea, que Él no pueda solucionar? Ser Omnisciente, Omnipotente, Omnipresente, muestra Su Grandeza. Además de eso, Él es el Creador de todas las cosas. Siendo así es fácil entender que todos los imposibles para el hombre, son posibles para Dios. Todo se torna posible para Él, a partir del momento en que hacemos nuestra parte. Si hacemos nuestra parte, ¡con toda certeza Dios hará la de Él! Si no hacemos nuestra parte, ¿cómo podemos esperar que Él haga la Suya? ¡Nuestra parte es solo creer! Creer con convicción, certeza. Cuando se cree, no existe miedo, duda, preocupación. Si esos tres sentimientos toman posesión de su ser, entonces usted no está creyendo de verdad.
El Señor Jesús tenía, tiene y siempre tendrá poder para curar, liberar, bendecir y salvar, en cualquier lugar del mundo. Pero tratándose de ese hombre sordo y tartamudo, fue necesario separarlo de la multitud, y colocarlo a solas. ¿Por qué? Con certeza los que formaban parte de esa multitud, neutralizaban su fe con palabras negativas, que provocaban miedo, duda e incredulidad.
Tal vez lo que usted más necesite en este momento sea: Separarse de la multitud”, afirmó el obispo, para luego orar por aquellos que estaban enfermos, desahuciados o sintiendo algún dolor. Fue una tarde de gran bendición para todos los presentes.
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