En la ciudad de Ibirité (Minas Gerais, Brasil), Abimael Moreira Caldeira Costa fue detenido después de que la policía identifique un anuncio publicitario en el que él y su esposa vendían a su hijo recién nacido en un famoso sitio de compras online.
“Vendo lindo bebé de 10 días de vida, hombre lindo y sano. Excelente inversión. Valor a convenir”, decía la propaganda, que tenía fotos adjuntas del niño.
Luego de recibir diversas denuncias, la Policía Civil encontró a la pareja en la ciudad de Ibirité, detuvo a los padres y envió al bebé y a sus hermanos (de dos y cuatro años de edad) al Consejo Tutelar competente. La joven fue liberada después de unas horas, pero sigue bajo investigación. Abimael permaneció detenido y está siendo procesado por el Ministerio Público según los artículos 232 y 238 del Estatuto del Niño y del Adolescente que hablan sobre, respectivamente, “Someter al niño o al adolescente bajo su autoridad, guarda o vigilancia a vejación o a coacción” y “Prometer o efectuar la entrega de un hijo o pupilo a tercero, mediante pago o recompensa”.
Si son declarados culpables, podrían tener una condena de hasta seis años de prisión, además de, evidentemente, perder la custodia de los niños.
Abimael afirma que el anuncio de venta era una “broma”, pero igualmente será investigado.
Exceso de relajación
A pesar de que él diga que se trataba de una “broma”, es necesario reflexionar sobre la situación en la que Abimael y su esposa colocaron a sus hijos. Cuando fueron recibidos por el Consejo Tutelar ninguno de ellos presentaba señal de violencia doméstica. Pero, la exposición que sufrieron configura el crimen y demuestra lo irresponsable que pueden ser las personas cuando están en internet.
Como defiende el obispo Edir Macedo, “Muchos tienen acceso a internet. Sin embargo, pocos han usado la inteligencia en su uso”.
Tal vez usted afirme: “Nunca colocaría mi hijo a la venta”. Sin embargo, existen otras formas de exposición, tan peligrosas como esas, que muchos no tienen en cuenta, justamente porque no reflexionan sobre ellas. Publicar mensajes como “Llevando a mi hijo a la escuela” o “Mi hija en la piscina” son ejemplos.
Las personas no reflexionan sobre qué, cuándo o para quien publican. Relatan detalles personales, que jamás deberían salir de casa, a cualquiera que lo esté viendo.
La Biblia afirma que: “porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.” (1 Timoteo 5:8)
¿Será que Abimael cuidaba a su hijo recién nacido cuando anunció la venta? ¿Será que las personas que protegen y se apoderan de los suyos exponen fotos familiares, discusiones o secretos de familia en las redes sociales? Hay que pensar bien antes de exhibir a su hijo a cualquiera.
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