Más importante que la fe es la confianza en Dios. Sin ella usted puede conquistar algo, pero jamás podrá establecer.
Todos los que confían en Dios tienen fe, pero no todos los que demuestran tener fe confían realmente en Él.
¿Y eso cuándo es evidente? En el momento de la adversidad.
Delante de las luchas probamos la calidad de nuestra fe y de nuestra confianza en Dios. Muchos se desaniman delante de las batallas.
Pedro es un buen ejemplo de eso. Él tuvo fe para salir del barco y caminar sobre las aguas, pero, al sentir el movimiento de las aguas y el fuerte viento en su rostro, se desanimó. La fe que tuvo para salir del barco no fue capaz de hacerlo permanecer caminando sobre las aguas. Le faltó confianza. Como Pedro, muchos se han hundido.
“Los que confían en el Señor son como el monte Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre.” (Salmos 125:1)
El obispo Clodomir Santos se refirió a esto al responder la duda de una oyente, durante el programa “Habla que te escucho”.
“¿Qué tengo que hacer para conquistar las victorias que necesito en mi vida?” Esa fue la pregunta de la oyente, que pidió que el obispo aclare lo que está escrito en la Biblia, en el libro de Nahúm, capítulo 1, versículo 7:
“El Señor es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en Él confían.”
El obispo fue enfático al responder. “Permanecer confiando. Creer que Él es Fiel y Justo para cumplir Sus promesas. Mucho más que creer en el poder de Dios, es necesario confiar en Su carácter. Cuando una persona de hecho confía en el carácter de Dios, ella no se desanima, y no hay nada ni nadie que pueda alejarla de la presencia del Señor en el que ella confía. Quien Lo conoce confía. Solo no confía quien no lo conoce.”
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