Una investigación realizada por la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM, en la sigla en inglés) señala que los problemas para dormir constituyen una epidemia que amenaza la calidad de vida de más de 45% de la población de todo el mundo.
Según el estudio, las consecuencias de la falta de buenas horas de sueño son la mala alimentación, riesgo de accidentes domésticos y en el tránsito, menor rendimiento físico en el día a día y en la práctica de ejercicios y limitación cognitiva referente a la memoria y al aprendizaje. Además de eso, la privación de sueño, por insomnio, por ejemplo, causa también preocupantes consecuencias a la salud mental y trastornos del comportamiento, como la ansiedad y la depresión.
Influencia espiritual
Pero los problemas relacionados al sueño no son solo físicos, ellos también pueden tener influencia espiritual.
En una reciente declaración al portal El Universal, el obispo Francisco Decothé, responsable por la reunión de “Cura y Liberación” en la Universal, afirmó que la falta de sueño hasta puede ser normal, sin embargo, “cuando el insomnio es constante y la persona duerme solamente con un remedio, en realidad es un espíritu del mal que está en el alma de ella y también trabaja en su mente”.
Solamente cuando se quita el espíritu del mal, la persona vuelve a dormir en paz.
Despierte su fe
El obispo Edir Macedo relata en su blog que el insomnio – así como el miedo, la depresión, los fracasos sentimentales y la inseguridad – es un síntoma de la acción de los demonios de la duda: “Como la fe carga autoridad de Dios para librar a los que creen, también la duda trae en sí autoridad del mal para esclavizar a los que no creen.”
Muchas veces, la persona pasa noches y noches despierta, mientras que su fe está dormida. Por eso, sea cual sea el problema que esté enfrentando o el tormento por el cual esté pasando, la persona debe conseguir fuerzas para debilitar la influencia del mal y despertar su fe.
Dios nos dejó lo necesario para estimular y despertar la fe. “Él nos dejó Su dirección, en forma de mandamientos, consejos, exhortaciones y promesas; las herramientas, como las oraciones, ayunos, diezmos, ofrendas y votos. No es con palabras o con la conciencia de lo que se debe hacer que haremos que la fe funcione, sino con actitudes. La mayor característica de la somnolencia es la pasividad, y la mayor señal de que algo está despierto es la acción” explica el obispo Macedo.
Si usted sufre con algún tipo de problema espiritual, encuentre aquí una Universal más cercana a usted y participe de las reuniones de Liberación, que se realizan todos los viernes.
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