“YO realicé MI sueño…”
Esta es la frase que a la mayoría de los seres humanos les gustaría decir, pero pocos han tenido esa “felicidad”.
Parece ser una frase muy “buena”, e incluso diría que lo es, si no fuera por el “YO”, y el “MI”.
A estas dos palabras se las llama gramaticalmente pronombres:
YO – pronombre “personal”.
MI – pronombre “posesivo”.
Esta frase entonces es una afirmación “personal y posesiva”. No trae ninguna gloria para Dios.
Para los de la fe, que viven para glorificar a Dios, y que así lo harán por toda la eternidad, lo que fue dicho por Juan Bautista será siempre el lema de sus vidas:
Es necesario que ÉL crezca, pero que ‘yo’ mengüe. Juan 3:30
La frase ideal para los de la fe es: “DIOS realizó SU sueño en mi vida.”
En la Biblia encontramos que Dios tiene un plan (o sueño) para cada persona, y Él siempre cumple ese sueño. Además del testimonio de José, encontramos que Abraham y Sara soñaban con tener muchos hijos juntos, pero el sueño de Dios era que ellos tuvieran un hijo que, junto a Abraham, formara parte esencial de una increíble alianza entre Dios y Su pueblo.
El sueño de Moisés, mientras crecía en el palacio de Faraón, era ser alguien importante, incluso un Faraón, si así el “destino” se lo reservaba. Sin embargo, Dios soñaba con enviarlo al desierto durante cuarenta años a fin de usarlo para librar a Su pueblo de la esclavitud en Egipto.
Ana soñaba con tener hijos para que cesara su vergüenza personal. Sin embargo, el sueño de Dios era que ella tuviera un hijo, Samuel, que sería extremamente usado por Dios para bendecir a toda la nación de Israel.
El pueblo de Israel soñaba con un Mesías que vendría en poder, destruyendo a todos los enemigos de Israel. Pero Dios soñó con un Mesías que vendría en humildad y que, al ser crucificado, ofrecería a todos los que creyeran en Él la Salvación de sus almas.
Los sueños de Dios son “infinitamente” mayores, mejores y más productivos que los nuestros, ¡y NO fallan!
El paquete viene completo: ¡sueño, medios y disposición para realizarlo!
El puente que nos une a la realización del Sueño de Dios en nuestras vidas es el sacrificio.
Como prueba de eso, muchos fueron los sacrificios hechos por el obispo Macedo y por todo los que dijeron “sí” al sueño de Dios, que es el . Y hoy, dentro de este sueño, el obispo Macedo anuncia la Palabra de Dios, y aquellos que sacrificaron participan de las reuniones que ocurren dentro de él.
El día 15 de mayo, en el Altar de la Universal más cercana, dígale “sí” a los sueños de Dios.
En su testimonio, Dios será glorificado al oírlo a usted decir: “¡DIOS realizó SU sueño en mi vida!”
Colaboró: Obispo Randal Brito