De acuerdo a los últimos informes publicados por las bodegas y cervecerías, en Argentina se consumen alrededor de mil setecientos millones de litros de bebidas alcohólicas al año. La cerveza es la bebida más consumida, con 44 litros promedio por persona, mientras que el vino ocupa el segundo lugar, con un consumo per cápita de 24,7 litros. Las consecuencias del consumo desenfrenado de alcohol están a la vista. Accidentes de tránsito, hogares destruidos, peleas y crímenes callejeros provocados por las borracheras y otros tantos efectos negativos sobre la sociedad.
Ricardo, de 40 años de edad, comenzó a beber alcohol cuando tenía 14 y lo hizo durante 26 años. “Me encantaba tomar cerveza, yo solo consumía de a 10 botellas y cuando me juntaba con mis amigos podíamos tomarnos entre todos unos tres cajones”, confiesa.
Su esposa, Gloria, sufría cada vez que lo veía tomar y llegaba a pelearse con él para que no bebiera durante la semana. “Él tomaba mucho todos los días, y yo lo peleaba para que no lo haga. Cuando llegaba el jueves se iba y desaparecía todo el fin de semana, se iba a tomar con los amigos”, recuerda esta mujer que se acercó al Tratamiento de la Cura de los Vicios porque no soportaba más la situación que estaba viviendo. “Él sabía que yo estaba luchando por él, lo invité a hacer el Tratamiento, pero me decía que él nunca se iba a curar, que jamás iba a dejar la bebida, pero yo le contestaba que un día iba a sentir asco”.
Ricardo la desafiaba, “una vez le dije que la única cura para mi era la muerte, que esa era la única forma que había para que yo dejara de tomar. Al final, de tanto que me insistió acepté acompañarla al Tratamiento, pero la única condición era que yo iba a venir tomado. Vivimos en La Noria y cuando llegamos al barrio de Once le pedí que me comprara cuatro latas de cerveza, porque iba a tomarlas mientras iba caminando hasta Almagro. Tomé tres latas y dejé la cuarta debajo de la butaca, adentro de la iglesia. Me acerqué al Altar cuando el especialista llamó a las personas que tenían problemas de adicción solamente porque mi esposa me insistió. Mi hija, que estaba con nosotros, me trajo la latita y la tuve que poner en el Altar. Me enojé con ella porque eso quería decir que iba volver a mi casa sin nada para tomar”, cuenta Ricardo.
Ese domingo 27 de diciembre marcó un antes y un después en esta familia. Ya en la celebración de Año Nuevo, Ricardo mandó a su esposa a comprar cerveza, “esa noche no pude tomar ni un sorbo, sentía náuseas. Pero no podía ser posible, así que durante la madrugada, mientras todos dormían, abrí una lata de cerveza y tomé. Fue tanto el asco que sentí que terminé vomitando”, recuerda.
Hoy, a poco más de cuatro meses de ese domingo 27 de diciembre, Gloria cuenta cómo cambió su familia: “Hace 20 años que estamos casados y en estos últimos cuatro meses viví lo que nunca había vivido en dos décadas, gracias a Dios no toma más”. Por su parte, Ricardo concluye: “Gracias a Dios salí adelante, ya no quiero tomar más porque siento asco, atrás quedaron 26 años de bebida, hoy soy una nueva persona”.
Participe usted también de la reunión de la Cura de los Vicios y compruebe en su vida o en la de un ser querido que existe una salida para este mal. Lo esperamos este domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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