Anaya Ellick no conoce lo imposible. Nacida sin sus dos manos ha ganado recientemente, a sus 7 años de edad, un concurso de caligrafía. Anaya nació en el estado de Virginia, en Estados Unidos, y compitió con otros 50 participantes de todo el país, conquistando el primer lugar y la admiración de todos.
“La miramos escribir y quedamos sorprendidos, por ver lo buena que es su caligrafía, considerando que escribe sin las manos. Su redacción era comparable a una escrita por alguien que tiene manos”, declaró la directora de la competición, Kathleen Wright.
El concurso aceptó a alumnos que asistían a la escuela entre el jardín de infantes y el 8vo grado, y tenían que tener un tipo de discapacidad cognitiva o física. Después de todo, los vencedores ganaron casi 1000 dólares.
Según la maestra de Anaya, Joan Stalnaker, ella es muy determinada. Para la madre de la niña, Bianca Middleton, esa es la razón por la cual no solo escribe bien, sino que también usa los cubiertos, juega con piezas pequeñas y se abotona la ropa.
No desista
La directora de la escuela donde Anaya estudia le dijo a la revista People que la niña tiene la mejor caligrafía de su clase, eso demuestra que, para los que creen en su potencial y corren atrás de sus objetivos, nada es imposible.
El obispo Júlio Freitas tiene la misma opinión en su blog y explica: “La persistencia es un ingrediente fundamental cuando se tienen objetivos en la vida, y revela de una forma clara la dimensión de nuestros propósitos. La persona que desiste no hace historia, pero quien permanece firme escribe su propia historia.”
Sin embargo, él destaca que la mejor manera de vencer cualquier obstáculo es entregándose en las manos de Dios. Si usted solo parece ser menor que el problema, con Dios, el problema siempre será menor que usted. A partir de ahí, por más difícil que sea el camino, el destino final siempre será la victoria.
“Es interesante ver también que todos los que buscaron ayuda en Cristo tuvieron que insistir, como fue el caso del paralítico, cuya insistencia lo llevó a subir un techo, llevado, por supuesto, por sus amigos. Otro fue el del ciego de Jericó, que su insistencia lo llevó a gritar y gritar cada vez más alto, incluso siendo reprendido por la multitud allí presente”, destaca el obispo. “Son muchos los que lamentablemente han desistido de sus objetivos, por pensar que su fe y convicción no son suficientes para alcanzar los mismos cuando, en realidad, el problema está en la desistencia de esas personas, cuando lo que tienen y deben hacer es insistir.”
Si usted también se encuentra frente a problemas “imposibles” de ser resueltos, encuéntrese con Dios en la reunión de los Casos Imposibles, los días sábados en la Universal, y sepa cómo Él puede ayudarlo a alcanzar la victoria.
Para encontrar la dirección de la Universal más cercana a usted ingrese aquí.
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