Un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos, revela que la mitad de las muertes por cáncer podrían ser evitadas si las personas tuviesen un estilo de vida más saludable.
La investigación concluyó que del 20% al 40% de los casos de la enfermedad son provocados por malos hábitos, como sedentarismo y vicios. Para llegar a ese resultado, los especialistas acompañaron, a largo plazo, 140 mil profesionales de la salud, que fueron separados en dos grupos: los que llevaron una vida saludable y los que no, estableciendo como “vida saludable”, entre otros hábitos, no fumar y practicar, por lo menos, dos horas y media de actividad física por semana.
Este es solo un estudio más que comprueba lo que la mayoría de nosotros ya sabe: el ser humano es su propio verdugo.
Muchas personas conscientemente mantienen una alimentación desequilibrada, son indisciplinadas en relación al cuidado de su cuerpo, se alimentan mal, ignoran y subestiman la importancia de la actividad física, aún sabiendo el daño que estas actitudes le traerán a su organismo, aunque sea a largo plazo.
Templo del Espíritu Santo
Los cuidados con el cuerpo son imprescindibles por razones obvias, como evitar el cáncer, por ejemplo, según apunta el estudio de Harvard. Sin embargo, existe una razón mucho más sublime para que hagamos eso: nuestro cuerpo es el Templo del Espíritu Santo.
“Nuestro cuerpo aquí en la Tierra es el punto de encuentro entre nosotros y Dios. También es el punto de encuentro entre Dios y las otras personas que aún no Lo conocen, pues los que miran a los que son de Dios tienen que ver a Dios en ellos”, escribió el obispo Renato Cardoso en su blog. Él también preguntó: “¿Cómo ha tratado al Templo del Espíritu Santo que hay en usted?”
Sobre eso, el apóstol Pablo advierte, en la Biblia:
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.” 1 Corintios 3:16,17.
Salud y larga vida es lo que todos buscan, y si alcanzarlas exige sacrificio, mucho más para que alcancemos la larga vida espiritual, que es la Vida Eterna.
Si usted necesita un avivamiento o anhela el bautismo con el Espíritu Santo, participe del Ayuno de Daniel.
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