Violeta tuvo problemas con las adicciones durante unos 9 años. Consumía cocaína, paco, marihuana, alcohol, cigarrillos y pastillas. Ni su marido ni el hecho de ser madre de tres chicos eran razón suficiente para que ella dejara su adicción. “Estaba tan mal, tan metida que vendía todo lo que tenía encima para comprar droga. Por eso robé, perdí varios trabajos, me pasaba días enteros drogada. Los celulares no me duraban porque los vendía para poder consumir. Me juntaba con gente que vendía y consumía y era un desastre, podía estar 48 horas seguidas consumiendo, no me importaba nada”, recuerda entre lágrimas esta mujer que no quería enfrentar su realidad y por eso solo pensaba en consumir.
“Cuando no estaba drogada, estaba borracha. No podía estar lúcida porque tenía que enfrentar la realidad y no quería. Me daba cuenta de lo que había perdido, de lo que estaba perdiendo y para olvidarme volvía a drogarme. Cuando terminaba de consumir me sentía mal, juraba no volver a consumir pero después era peor, caía más profundo”.
En una de esas caídas, Violeta llegó al límite de su sufrimiento: “Un día me desperté y me di cuenta de que estaba durmiendo en la calle, en una plaza, sola, sin nada y ese fue el punto de quiebre. Quise matarme, porque había perdido a mi familia y a mis tres hijos, ya no tenía dignidad como mujer, nadie daba nada por mí. Conseguí un arma y me gatillé tres veces en la cabeza, pero no salió ningún disparo”.
La familia fue una víctima más de las drogas: “Me separé, porque él no tenía forma de ayudarme”. Rubén, su esposo, llegó a aceptar que ella se drogara en la casa para que no saliera y su vida corriera más peligro: “En los últimos tiempos permití que ella se drogara adelante mío, en casa, porque si dejaba que se fuera no sabía si iba a volver. Hacía cualquier cosa con tal de drogarse. Los vicios destruyeron todo”, afirma este marido y padre que vivió momentos muy duros al lado de la mujer que ama.
Cuando Violeta conoció el Tratamiento para la Cura de los Vicios, no creía más en nada, solamente quería terminar con su sufrimiento. “La primera vez que vine al Tratamiento tenía cocaína encima. Le decía a mi esposo que no quería vivir más, que no iba a dejar la droga ni por él ni por mis hijos, ni por nadie, pero cuando reconocí que ya no quería esa vida para mí, me puse firme en el Tratamiento y fui al baño a tirar toda la droga que tenía encima. Esa fue la última vez que consumí”, confiesa ella y cuenta qué hizo para dejar definitivamente las adicciones: “Me alejé de las personas que podían facilitarme la droga, tiré agendas que tenía escondidas en las que guardaba los teléfonos de la gente que me vendía, me aislé de todo ese mundo que me había hecho tanto mal. Perseveré en el Tratamiento y hoy, gracias a Dios todo cambió. Recuperé mi matrimonio, a mis hijos, tengo una familia de Dios, estudié, me recibí, soy enfermera, y nunca más volví a consumir nada porque no lo necesito. Si alguien que consume se me acerca siento rechazo. Incluso hace poco pasé por una plaza donde había chicos drogándose y me descompuse. Solamente a través del Tratamiento pude ser libre. Hoy, porque lo viví, puedo decir que los vicios tienen cura”, afirma sonriendo junto a su esposo.
Participe usted también de la reunión de la Cura de los Vicios y compruebe en su vida o en la de un ser querido que existe una salida para este mal. Lo esperamos este domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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