Este ayuno parece más sacrificante que el ayuno habitual, cuando hay abstención de comida. En el Ayuno de Daniel, la propuesta es la abstinencia de toda y cualquier información secular.
La idea es que, durante 21 días, la persona viviría como si estuviera en un desierto distante de todo y de todos. Es decir, sus ojos y oídos estarían concentrados solo en los Pensamientos (Palabra) de Dios.
Tal sacrificio obligaría a su mente a estar ATENTA SOLO A LA VOZ DEL ESPÍRITU DEL ALTÍSIMO.
Es decir: impondría al alma hambre, y al espíritu, abundancia de PAN celestial.
¿Recuerda las palabras del Señor Jesús, cuando dijo: No solo de pan vivirá el hombre, sino de TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS?
Pues bien…
El Ayuno de Daniel es una oportunidad para aquellos cuyas vidas han sido tristes, vacías y sin razón de vivir.
Una única PALABRA proveniente del Altísimo transforma la vida de cualquiera, de la misma forma como transformó el agua de un pozo en el mejor vino del mundo.
Pruebe estar un día sin ninguna información secular de TV, internet, periódicos o radio, sin conversaciones sin sentido, sin música secular, deporte, cine y cualquier diversión para el alma…
Al mismo tiempo, busque leer más la Biblia, oír canciones cristianas, ver películas bíblicas e incluso ver la novela “Los Diez Mandamientos”.
Sumerja sus pensamientos en los de Dios y, tenga la certeza, ¡su vida nunca más será la misma!
Haga el Ayuno de Daniel por lo menos un día… Si lo logra, extiéndalo por otro día más. Y otro más… Va a notar una enorme diferencia en su interior.
Va a lograr percibir la Voz del Espíritu Santo.
¡Que el Espíritu del Dios Vivo esté con usted y, a través de usted, con su familia!
¡Que así sea!