Hacer un ayuno es ofrecer una ofrenda sacrificial, ya que es el sacrificio de abstenerse un periodo de aquello que satisface el cuerpo en pro del fortalecimiento espiritual. Quien está firme en ese propósito siempre tiene resultados, sin embargo, hay algunos tipos de ayunos que no surten ningún efecto. Vea cuales son:
Ayuno religioso: Cuando es hecho para cumplir un protocolo. La persona lo hace porque todos lo están haciendo, o para parecer espiritual. Es hecho de forma automática, mecánica, más preocupado en mostrar que cualquier otra cosa. “Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.” Mateo 6:16
Ayuno desequilibrado: No es por el mucho ayunar que se agrada a Dios. Muchos se concentran en la cantidad y se olvidan de la calidad del ayuno. No logran mantenerse en el Espíritu durante el propósito. Es mejor que se ayune poco y con calidad espiritual (manteniéndose en Espíritu y enfocado en las cosas de Dios) que ayunar mucho y sin ninguna espiritualidad.
Ayuno malintencionado: Dios siempre pesa la intención del corazón. Si el ayuno es hecho con el fin de obtener beneficios para la propia persona o para terceros, es bienintencionado. Sin embargo, hay personas que ayunan para ver el mal. Una especie de venganza disfrazada de justicia. “He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.” Isaías 58:4
El ayuno egoísta: Existen personas que hace años vienen ayunando por una causa propia y nunca alcanzan la respuesta de ese sacrificio. ¿No será momento de cambiar el foco? Muchos está tan enfocados con sus propios problemas y los de sus familiares, y no perciben el sufrimiento a su alrededor, y que muchos necesitan ayuda. Es ese ayuno que le agrada a Dios (lea Isaías 58).
Ayuno por las personas que murieron: Hay cristianos que ayunan para que personas que ya murieron lleguen en paz a su lugar de destino. El rey David enseñó una gran lección cuando su hijo se enfermó gravemente (lea 2 Samuel 12:16;19, 20). Eso significa que, mientras la persona está viva, se debe ayunar por ella, pero después del fallecimiento no se debe ayunar. Por lo tanto, es necesario concentrar todas las fuerzas para ganar almas vivas, pues después de la muerte, le resta tan solo el Juicio.
Ayuno en pecado: El pecado bloquea la eficacia del ayuno, pues el ayuno es una ofrenda de sacrificio a Dios y no puede tener imperfecciones. Muchas personas no obtienen resultados en la práctica de esa fe porque están desagradando al Señor en algún sentido de sus vidas. En ese caso, el ayuno solamente surtirá efecto si la persona estuviera haciéndolo con el propósito de adquirir fuerzas para abandonar el propio pecado. Son dos casos completamente distintos. Una persona que posee rencor en el corazón contra otra jamás será atendida, a menos que se arrepienta antes de ayunar y le pida perdón a la otra. (Mateos 5:23-24).
Es necesario estar atento para no caer en esos tipos de ayuno y perder tiempo haciendo algo que no traerá resultados positivos.
(*) Consejos extraídos del libro “El Santo Ayuno”, del obispo Célio Lopes
[related_posts limit=”17″]