¿Sabía que en este mundo, nadie es aprobado sin haber sido probado? Quizás en este preciso momento usted esté siendo sometido a una prueba o sometiendo a los demás a un test. Forma parte de la vida en una sociedad competitiva.
Pero lo que pocos saben es que la entrada al Reino de los Cielos también exige aprobación en las pruebas. En el pasado, ningún siervo del Altísimo, sin excepción, escapó de las pruebas hasta llegar a la prueba final.
Lea la Biblia para constatar esto. Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Josué, Gedeón, Jefté, Sansón, David, Daniel, además de todos los otros profetas, apóstoles e incluso el Señor Jesús.
Ellos no fueron aprobados al competir con otras personas por un determinado cargo, posición o medalla ofrecida por el mundo. Antes, tuvieron que esperar contra la esperanza y mantener su fe incluso corriendo serios riesgos de vida. Fueron aprobados en las pruebas de la fe por la eternidad de sus almas.
A Abraham, el Señor le dijo: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré…”, (Génesis 12:1).
A Sus seguidores, el Señor Jesús les dijo: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame…”, (Mateo 16:24).
En cada promesa del Señor en relación al Reino de los Cielos hay una prueba que todos tienen que pasar para alcanzarlo.
Finalmente, a los aprobados el Señor Jesús les garantiza: “No temas en nada lo que vas a padecer.” (Pruebas a pasar) “He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte,” (sea aprobado hasta la muerte) “y yo te daré la corona de la vida.”, (Apocalipsis 2:10).
Que el Espíritu del Altísimo abra la comprensión de todos.
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