Ya vimos la alianza de Dios con Abraham. En aquella oportunidad,solo el Señor pasó entre las partes de los animales,pues Abraham aún no estaba preparado, es decir, no tenía todavíalo mejor para ofrecer; Isaac aún no había nacido.
No podemos olvidar que en una alianza se exigía no solo la ceremonia de pasar entre las partes de los animales, sino también un intercambio. Cuando los pactantes entraban en una alianza, era normal que hubiese, por ejemplo, un intercambio de cintos.
En el cinto había dos elementos: la espada y la bolsa de oro o dinero. La espada significaba protección y la bolsa de oroel patrimonio. El intercambio de cintos representaba que la protección de uno era responsabilidad del otro, y viceversa. Los bienes patrimoniales eran comunes a los dos. En otras palabras, las alianzas de otrora eran como el casamiento bajo el régimen de comunión de bienes. Además, la institución del casamiento tuvo inicio justamente en las alianzas bíblicas.
El nacimiento de Isaac se dio porque el Señor visitó a Sara y renovó sus condiciones físicas. La intervención divina fue solo en ella, para que tuviera condiciones de engendrar a un niño. A pesar de sus 99 años, Abraham tenía su naturaleza fuerte y saludable para hacer que su esposa, diez años más joven, pudiera engendrar un hijo.
Llama la atención el hecho de que solamente después de 25 años Dios cumplió Su promesa a Abraham. Y en ningúnmomento él dejó de creer o se desanimó de esperar en el Señor el cumplimiento de Su Palabra, aun habiendopasado el tiempo para que Sara pudiera dar a luz.
Creo queDios no hace nada antes de tiempo, mucho menos después. Con seguridad, Él tenía un plan que en el momento exacto sería concretado. Como Abraham sería el padre de muchas naciones, debería servir como ejemplo para todos sus hijos en la fe. Puede ser que esta haya sido la razón por la cual el Señor aparentemente demoró el cumplimientode Su promesa. Quería enseñarle los secretos de la fe conquistadora.
Siempre es bueno recordar a Abraham como símbolo deperseverancia y paciencia, lo que naturalmente caracterizó a su genuina fe. Él creyó, aun en contra de las circunstancias naturales, pues Sara era estéril y, además de eso, su tiempo de ser madre ya había pasado. Es decir, él creyó cuando todo parecía completamente perdido.
Pablo dice que “Él creyó en esperanza contra esperanza…”,(Romanos 4:18), y fue justamente esta calidad de fe la quelo hizo un hombre justo delante de Dios. ¡Ese tipo de fe esla que realmente glorifica a Dios! Creer cuando todo pareceestar perdido.
El autor del libro a los Hebreos, dirigido por el Espíritu Santo, dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porquees necesario que el que se acerca a Dios crea que Le hay, y quees Galardonador de los que Le buscan.”(Hebreos 11:6).
Muchas veces pensamos y actuamos como si la fe fuese uninstrumento de soluciones inmediatas, una especie de “lámparamaravillosa”, que con la simple fricción de la mano haceaparecer a un genio para responder a todos nuestros deseos.¡No! No podemos ser tan infantiles al punto de pensar enla fe como un instrumento de respuesta inmediata. En algunoscasos, incluso puede ser. ¡Pero no en todos los casos!
En el caso de Abraham, Dios muestra eso claramente. Elhijo prometido solo vino después de 25 años. Pero existencristianos que exigen respuestas inmediatas, como si Diosfuese un siervo y ellos los señores.
La Biblia ha mostrado situaciones donde se puede ver lafe trayendo respuesta instantánea, como en el ministerio delSeñor Jesús y de los apóstoles. Sin embargo, no siempre sucedeeso, pues hay otros ejemplos bíblicos en los que la fe solotrae respuesta cuando todo parecía perdido. ¡Y Abraham esuno de ellos!
Diez años ya habían pasado en tierra de Canaán. Y mientrasAbraham se mantenía en la visión espiritual, la visión de la fe,esperando la respuesta de Dios, Sara continuaba molesta por su visión física. Debido a esa visión, ella presenció queotras tantas mujeres, cuyos maridos no tenían la misma unciónque el suyo, daban a luz hijos como si fueran mujeres de Dios.Estas mujeres, en realidad, eran esposas de hombres incrédulos,impíos e incluso vulgares. Esa situación hacía queSara fuera una mujer infeliz, insegura y muy aprensiva.
El gran peligro de la convivencia, o el matrimonio entrequien tiene una visión espiritual, y quien tiene una visiónfísica está justamente en la influencia que generalmente elsegundo tiene sobre el primero. Quien tiene la visión de lafe quiere avanzar y seguir hacia delante, porque cree; peroel segundo siempre tiene sus motivos personales que atanal primero.
Abraham y Sara ya estaban viviendo en la Canaán prometida:sus riquezas continuaban multiplicándose, pero el tiempode poder ser madre ya se había agotado, y aun así, el hijode la promesa no había llegado. ¿Cómo continuar creyendoen las promesas si todas las circunstancias eran adversas?
Muchas personas hoy también se han manifestado comoSara: están en la Iglesia(Canaán) hace mucho tiempo y aúnno vieron el cumplimiento de las promesas de Dios.
Naturalmente, la incredulidad de sus corazones hace queellas incluso den ‘una ayudita’ como la de Sara, intentandoforzar una situación de acuerdo con los deseos provocadospor sus ojos físicos (así como ella actuó, movidapor la vanidad de ser edificada con hijos a cualquier precio,aunque esto le costara compartir al marido con otra mujer), en vez de mantenerse firmes en la visión de la fe en laPalabra de Dios.
Por eso se quedan sobrecargadas de caprichos, dudas,miedos, ansiedades, inseguridades; en fin, de una gama de sentimientosmalignos, opuestos a la fe sobrenatural de Dios.
Sara andaba según la visión física; daba oídos a las emocionesdel corazón engañador y se sometía a los caprichosde la vanidad. Influenciado por sus palabras, Abraham cohabitócon Agar e Ismael fue concebido.
Ese hijo no nació por la voluntad de Dios, sino por la acciónnatural de la voluntad humana. No hubo interferenciadivina en la concepción de esa criatura, ni siquiera unaaprobación de Dios en ese episodio.
Por otro lado, Dios tampoco impidió la relación deAbraham con Agar, sino que respetó su voluntad, ¡aun estandoen contra de la Suya! Tampoco lo maldijo ni canceló Su promesa. A causa de Abraham, el Señor bendijo aIsmael, quien también fue padre de una gran nación.
Catorce años después del nacimiento de Ismael, Saradio a luz a Isaac. Sin embargo, más tarde, la simiente deAbraham con Agar trajo disgustos e infortunios no solopara Sara, sino también para la nación engendrada de suhijo, Isaac: Israel.
Con seguridad, si Sara viviera hoy, ante todos los acontecimientostrágicos que han ocurrido y ocurren en el OrienteMedio, habría maldecido el día en que le sugirió al maridoque estuviera con Agar.
Cuando Abraham llegó a los 99 años de edad, nuevamenteel Señor Se le apareció, diciendo:“Yo soy el Dios Todopoderoso;anda delante de Mí y sé perfecto.”(Génesis 17:1).
Dios ya Se le había aparecido a Abraham varias veces,pero esta fue la primera vez que reveló Su majestad y grandezaa través de la expresión “Yo soy el Dios Todopoderoso”.También a Moisés Se le reveló diciendo: “Yo soy el que soy”(Éxodo 3:14).
Es muy importante notar que aunque Abraham y Moisésfueron extremadamente especiales, aun así el Señor no lesreveló Su nombre, sino que dijo que Él era el Todopoderoso.
Este privilegio solo sucedió cuando el ángel del Señor sele apareció a José,marido de María. Él fue el primero enconocer el nombre de Dios.
En la oración sacerdotal, el Señor Jesús confirmó que Sunombre es exactamente el nombre de Su Padre.
¿Por qué solamente después de tanto tiempo el Señor Seidentificó ante Abraham como “el Dios Todopoderoso”?Pongámonos en el lugar de Abraham y vamos a entenderpor qué Dios Se le apareció identificándose de esa manera.
Veinticuatro años ya habían pasado y hasta aquel momentola posesión de la tierra de Canaán estaba solo en la promesa— y aún no se había cumplido. Lo mismo sucedía enrelación al nacimiento de su hijo, teniendo su mujer ya 89años, habiendo continuado estéril y, por lo tanto, sin condicionesde engendrar hijos.
En otras palabras, a los ojos naturales Abraham teníatodo para ya no creer más en que podría tener un hijo con su mujer amada; tenía todo para no creer más en las promesasdivinas.
Ciertamente, el Señor vio algún tipo de aprensión naturalen su corazón, pues el diablo le debe haber soplado unamontaña de dudas hasta aquel momento.
Puedo hasta imaginarlo hablándole: “¡Mira cuánto tiempoya pasó y hasta ahora no recibiste nada! Tu mujer sigue estéril,está vieja y ¿cómo podrá dar a luz un hijo? ¡Imposible!¡Es contrario a la naturaleza!”.
En ese ínterin, el Señor Se le apareció y le dijo: “Mi queridoAbraham, ¡Yo soy el Todopoderoso! ¡Nada es imposiblepara Mí!”.
Eso significa que Abraham tendría que elegir entre abrazarla palabra de duda lanzada por el diablo; ¡o abrazar laPalabra de fe, determinada por el Señor! Obviamente él fueperseverante en mantener la palabra de la certeza hasta elfin. Por eso, el apóstol Pablo dice: “(Abraham) creyó en esperanzacontra esperanza, para llegar a ser padre de muchasgentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.”(Romanos 4:18).
Es justamente esto lo que viene sucediendo con muchagente creyente. Las circunstancias son las más desfavorables posibles:los diagnósticos médicos, el desempleo, la quiebra,las deudas, los acreedores, el tiempo que se agotó; en fin,todo, todo lo que los ojos naturales ven, lo que los oídosnaturales oyen y lo que el corazón siente, ¡viene como unaavalancha diabólica para fortalecer las dudas contra la feen las promesas de Dios!
En aquellos días, Abraham no tenía a nadie que pudiesedarle una palabra de consuelo; no había ningún hombre deDios predicando por la radio, por la TV o cualquier tipode literatura, para estimular su fe. Pero en compensación,tampoco tenía ningún “creyente obstinado” que neutralizara su creencia personal. ¡O creía o no creía! Dependíasolamente de él.
Todo lo que Abraham tenía para sustentar su fe en aquellosdías era la visión de las estrellas, mostradas por el Señor. Ciertamente cada una de ellas hacía resonar la voz deDios en su corazón, diciendo: “¡No temas, Abraham, Yo estoycontigo!”.
En esas circunstancias fue que el Señor Se le apareció ydijo: “Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de Mí y séperfecto.”(Génesis 17:1).
En otras palabras: “¡Abraham, no te quedes mirando a lasapariencias ni les prestes atención a las circunstancias, a lasdificultades o a las imposibilidades presentadas por el diablo!¡Mírame a Mí! ¡En Mí nada es imposible! ¡Anda en Mipresencia y sé como Yo! ¡Sé perfecto!
“Y pondré Mi pacto entre Mí y ti, y te multiplicaré en granmanera.” (Génesis 17:2).Dios ya había hecho alianza con Abraham cuando solamenteÉl Se había comprometido en cumplir Su parte, puesAbraham aún no había pasado entre las partes de los animales,para establecer la alianza completa. Es muy probableque esta sea la explicación de la repetición de la promesa: “Ypondré Mi pacto entre Mí y ti…”.
Es bueno recordar que, en una alianza en aquellos tiempos,el empeño de la palabra de los aliados solo era selladocuando ambos pasaban por entre las partes del animal sacrificado.Y en la alianza con Abraham, Dios pasó solo.
Siendo así, el Señor empeñó Su Palabra prometiéndole a Abrahamtodo lo que era de Él. Y si acaso fallase en el cumplimientode Su Palabra para con Abraham, entonces él tendríael derecho de hacer con Dios lo que se había hecho conlos animales.
“He aquí Mi pacto es contigo, y serás padre demuchedumbre de gentes. Y no se llamará más tunombre Abram, sino que será tu nombre Abraham,porque te he puesto por padre de muchedumbre degentes. Y te multiplicaré en gran manera, y harénaciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceréMi pacto entre Mí y ti, y tu descendencia después deti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para sertu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y tedaré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierraen que moras, toda la tierra de Canaán en heredadperpetua; y seré el Dios de ellos.” (Génesis 17:4-8).
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(*) Fragmento extraído del libro “La fe de Abraham” del obispo Macedo.
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