Así como lo más importante en una computadora o en un teléfono celular es la memoria, lo más importante en usted no es su figura o su belleza, sino su mente, su intelecto, que es donde Dios habla, donde trae información.
Dios es la Fuente de toda riqueza, de toda grandeza, de toda gloria, de todo bien, Él es la Fuente de la vida, el Creador de la vida. Por otro lado, el diablo, esa cosa mala, es la fuente de todo mal, dolores, enfermedades, miseria, pobreza, desempleo, envidia. Todo lo que es malo viene del infierno, y todo lo que es bueno viene de Dios.
Jesús dijo: “El diablo vino para matar, robar y destruir…”, (Juan 10:10), y es eso lo que ha hecho.
La mayor destrucción del diablo se da en la mente de las personas, porque si él consigue apoderarse de su mente, lo va a conducir al infierno; si logra tomar su mente, controlará todo su cuerpo. Por eso su mente es la mayor riqueza que puede tener.
Si recibimos información del mal, nuestra mente estará infectada con el mal. Pero si llenamos nuestra mente con la Palabra de Dios, estaremos llenos del Espíritu de Dios, porque la Palabra es el Espíritu.
Cuando usted entra a ver pornografía en internet, su mente se contamina con suciedad, con cosas podridas, con todo lo que no sirve. ¿Qué piensa que va a sucederle respecto a sus actitudes, a sus decisiones? No serán buenas y lo destruirán. Muchos dicen: “No logro dejar la pornografía”, “no logro dejar tal o cual vicio”, ¿por qué? Porque su mente es rehén del espíritu de la podredumbre, del espíritu del mal. Ese disco rígido está podrido, está repleto de cosas que no sirven. Pero cuando una persona se llena de la Palabra de Dios, se llena del Espíritu de Dios.
Si usted oye la voz de Dios, le presta atención y la obedece, dudo que su vida sea la misma, porque usted no dependerá de nadie. Y Dios quiere que usted sea libre, que usted tome las decisiones solo, que ande con sus propias piernas, que vuele con sus propias alas, ¡que usted no dependa de nadie! Él quiere hacer de usted un ejemplo en este mundo, Él nos llamó para cosas grandes, grandiosas, gloriosas, pero el sacrificio es la obediencia. Lo difícil es contrariar su deseo, pero si usted oye la voz de Dios y es obediente, ¡usted va a vencer!
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