“Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas…” (Lucas 16:19)
El versículo bíblico citado arriba fue extraído de la historia contada por el Señor Jesús sobre un rico y un mendigo. En esta parábola, hay dos elementos que se destacan fácilmente: uno que se refiere a la vida terrenal y otro a la vida después de la muerte.
De un lado tenemos al hombre rico, que tenía una excelente calidad de vida y salud, pero, al final de la historia, descubrimos que él murió y fue al infierno.
Y del otro lado, tenemos al hombre pobre, conocido como Lázaro, que en vida sufría en la miseria sin tener qué comer y lleno de llagas, de tal manera que los perros le lamían las heridas. Sin embargo, al morir, fue al Cielo.
Una persona llena de sí misma
En la historia, el Señor Jesús destaca que el hombre rico se vestía “de púrpura y de lino fino”, es decir, era una persona que le gustaba mostrarle a los demás el dinero que tenía a través de la ropa que utilizaba. Era alguien lleno de sí mismo, además, no estaba interesado en los principios de Dios ni en la Salvación espiritual.
Lo que observa el obispo Clodomir Santos sobre este versículo es lo siguiente: “Su manera de vestir muestra que él buscaba la gloria de los hombres. Vivía para sí mismo, para su gloria, y no hay peor condición que esa.”
Lo que al rico le faltaba era el deseo de acercarse a Dios y a Sus mandamientos.
La miseria que viene por la falta de fe
Por otro lado, el hombre pobre, aunque fue salvo por el Señor Jesús, vivió en medio de la miseria aquí en la Tierra. Probablemente él no fue feliz por el sufrimiento que padeció en su vida, y las enfermedades en su cuerpo, quizás, le molestaban.
Es por esta razón que el apóstol Pablo observa en el libro de Romanos 14:1-5, que, aun siendo personas salvas, están las que solo tienen fe para comer legumbres y las que tienen fe para comer de todo.
El obispo Clodomir agrega a este versículo: “¿Por qué razón Lázaro fue salvo, ya que cuando él murió vinieron los ángeles para llevarlos a la presencia de Dios, y vivió en la miseria? ¿Por qué un salvo puede vivir enfermo? ¿Por qué la vida de muchos salvos está marcada por desilusiones y derrotas? Esto se debe a que esa persona no asume su condición de fe. Porque, cuando ella asume esa posición de fe y toma una posición sobre lo que está prometido (en la Palabra de Dios) la transformación ocurre en su vida.”
La Salvación de una persona no determina si ella será rica o pobre en la vida, pero, después de la muerte, ella estará en los Cielos con el Señor. Por eso, también es importante que los salvos usen una la fe viva para tener lo mejor de esta Tierra, además de la Salvación Eterna.
¿A dónde irá su alma?
Sin embargo, de todas las enseñanzas que podemos extraer de esta comparación hecha por el Señor Jesús, la principal es que no importa si la persona es rica o pobre materialmente, la Salvación del alma debe ser el principal objetivo a alcanzarse.
Si usted quiere alcanzar la Salvación del Señor Jesús para su vida, participe este miércoles, a las 8, 10, 16 y 20 h, en todas las Universal. Vea aquí la dirección más cercana a su domicilio.
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