Griselda asegura que era una persona muy nerviosa y que no aceptaba sus errores. «Cuando mi esposo me decía que estaba equivocada, me enojaba y le pegaba. A veces, él también se defendía», recuerda.
Además, ambos tenían vicios de cigarrillo y alcohol. Ella relata: «Cuando tomábamos, nos descontrolábamos y nos golpeábamos. Mi matrimonio era un desastre y mi casa, un infierno».
Hasta que un día recibió una invitación para asistir a la Terapia del Amor. «Cada vez que iba, me sentía bien. Al principio me costó poner en práctica lo que se enseñaba porque era muy orgullosa, pero empecé a pedirle a Dios que me sacara ese sentimiento que no me dejaba ver en qué estaba equivocada», detalla.
Griselda empezó a participar cada jueves de las reuniones junto a su esposo. «Queríamos tener un cambio», señala y agrega: «Para mí era como una escuela, ya que descubría la raíz de lo que me estaba pasando, el motivo de ese enojo y de esa rabia».
«Le pedí fuerzas a Dios porque no era fácil cambiar. Empecé a darme cuenta de mis errores y mi matrimonio mejoró. Comencé a estar más tranquila, mi esposo lo notó y empezamos a sentarnos a hablar, cosa que, hasta entonces, no hacíamos», recuerda.
Por otro lado, ella asegura que antes no podía desarrollar amistades y comenta: «Debido a mi carácter, las personas se alejaban de mí, pero después mi esposo se convirtió en mi amigo».
«Empezó a haber paz en mi casa, podíamos dialogar sin pelear, nos sentábamos a comer tranquilos y salíamos a pasear, a disfrutar del matrimonio. Eso nunca lo podríamos haber logrado si no hubiéramos participado de la Terapia del Amor. Hoy estoy muy feliz con él. Tengo un hermoso matrimonio, muy bendecido».
Ellos asisten a la Iglesia Universal ubicada en Antonio Sáenz 2157, Boulogne.
Participe de la Terapia del Amor, con la bendición de la familia, los jueves a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro.