Verónica Chaile sufrió durante 17 años hasta que encontró la solución a todos sus problemas en la Universal. Descubra cómo hizo para superar la adversidad y alcanzar una nueva vida.
“A los 7 años mi familia pasó de estar en una buena posición económica a estar en la miseria. Con 10 años de edad sufrí un abuso por parte de un familiar, eso lleno de odio y rencor mi corazón. Culpaba a mis padres y hermanos, porque cuando les conté, nadie me creía, y recuerdo que empecé con problemas espirituales.
Cuando tenía 15 años conocí a quien hoy es mi esposo y comenzamos a salir. Yo pensaba que mi vida iba a tener un poco de felicidad a su lado, pero me equivoqué, el comienzo fue lindo, sin embargo las cosas fueron poniéndose mal. Estaba con muchos trastornos espirituales, sentía mucho odio y quería quitarme la vida. La miseria me marcaba mucho.
Tuve a mi hija, había generado tantas ilusiones en que sería feliz con ella, pero tampoco lo logré porque mi esposo comenzó a hacer vida de soltero. Entonces recurrí a los espíritus buscando una solución, me decían que iba a cambiar, pero cada vez estaba peor.
Cuando caminaba con mi nena de dos años por la calle, veía como la tiraba a la calle para que termine su cuerpo debajo de un auto. La veía muerta y eso me daba coraje para matarme. En ese tiempo vivíamos de prestado en la casa de un familiar, dormíamos en el piso, no teníamos nada para comer, yo trabajaba pero el sueldo era muy poco y mi esposo gastaba su sueldo en vicios y mujeres. Yo juntaba latitas y papel para tener para comprar algo de comida para mi hija, llegué a buscar comida en la basura.
El pensamiento de muerte estaba siempre en mi cabeza, pensaba que esa era la solución. Fumaba muchísimo, estaba depresiva, no me bañaba en una semana, no me importaba nada. Solo recordaba cuánto había sufrido desde niña y que mi vida no cambiaba porque no encontraba una solución”, relata.
Ella se sentía humillada por la conducta de su marido, o soportaba la traición o regresaba a la casa de sus padres, pero esa no era una opción viable. Si bien ella se esforzaba para buscar una solución, los espíritus que había consultado no pudieron ayudarla. Recién cuando una compañera de trabajo la invitó a la Universal comprendió que había una salida.
“Perseveré en las reuniones, a los tres meses me lancé en la Hoguera Santa porque quería un cambio y decidí probar a Dios a través de mi sacrificio. Desde ese momento mi vida comenzó a cambiar. Superé la depresión, abandoné el cigarrillo, recuperé las ganas de vivir y aprendí a reaccionar diferente. Mi matrimonio fue restaurado, mi marido abandonó las drogas y se convirtió en un nuevo hombre. Hoy tenemos nuestra casa y en la Hoguera Santa del Templo de Salomón conquistamos un departamento”, afirma sonriendo junto a su esposo.
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