La discordia es una enfermedad alimentada por situaciones, por personas que no están de acuerdo 100 % con lo que está siendo hecho o hablado. Usted tiene derecho a tener su punto de vista, pero otra cosa es discordar de lo que es verdadero, justo, de lo que es de la fe.
Eso sucedió en la Iglesia Primitiva, había discordia entre ellos porque había personas que se oponían a las enseñanzas del Señor Jesús en la práctica, como la renuncia y el sacrificio incondicional.
La iglesia de Jesús, que es Su pueblo, debe tener un solo corazón, una sola fe, un solo objetivo: mantenerse salvo y mientras se está vivo y darles a otros la oportunidad de ser también salvos, es decir, evangelizados, liberados, convertidos, nacer de nuevo y ser llenos del Espíritu Santo.
Hubo discordia porque esas personas empezaron a mirar para sí mismas, como Ananías y Zafira, que discordaron de tener que sacrificar todo en el Altar para la Obra de Dios y se guardaron una parte y Le mintieron al Espíritu Santo.
Nadie era obligado a hacerlo, y Pedro lo dejó claro: podían haber vendido sus tierras y guardado todo lo que recibían porque era de ellos. Pero ellos dejaron que satanás llenara su corazón de discordia enfermándolos.
La discordia es una de las cosas que Dios más odia, porque causa división, la persona que es víctima de esta enfermedad no está de acuerdo, no quiere sujetarse, no quiere practicar, no acepta, y empieza a poner en riesgo su fe porque está dividida entre su opinión y lo que está siendo hablado en la iglesia, entre su manera de ser o hacer y lo que está siendo propuesto, lo que está siendo pedido, lo que está siendo vivido en la iglesia.
La discordia es peligrosa porque es muy sutil, aparentemente no hay maldad, pero causa división, aleja, separa.
La Biblia habla de este espíritu de discordia, de disensión. Antes de la separación, de la disensión, siempre hubo discordia.
Para que dos anden juntos tienen que estar ambos de acuerdo y no puede haber discordia, porque la discordia hace que uno vaya hacia un lado y el otro hacia otro lado.
Vea lo que está escrito en Proverbios 6:16-19 sobre las 7 cosas que Dios más odia:
“Seis cosas hay que odia el Señor, y siete son abominación para Él:
Ojos soberbios: mirar a los demás como inferiores y pensar ‘yo soy mejor’, ‘yo sé’, ‘yo puedo’, ‘yo tengo’.
Lengua mentirosa: es decir, la mentira. Dios dijo que el padre de la mentira es el diablo.
Manos que derraman sangre inocente: la violencia, el terrorismo, las guerras, los asesinatos.
Un corazón que maquina planes perversos: los malos sentimientos vienen para todos, pero alimentarlos es una decisión individual, planes de venganza, de sacar provecho, Dios observa cuando la persona maquina en su corazón cómo hacer el mal.
Pies que corren rápidamente hacia el mal: es decir, cuando la persona tiene disposición para el mal, para lo que es violento, promiscuo, egoísta, vanidoso, no mide esfuerzos para hacer lo que es malo, eso le hace mal a su alma y a quienes la rodean, a sus familiares directamente y a los que la rodean indirectamente, porque la ven como ejemplo. Si usted dice ‘yo no tengo a nadie a quien hacerle mal’, piense que es responsable por su alma y le está haciendo mal.
Un testigo falso que dice mentiras: es cuando la persona no vio algo y se deja influenciar y dice ‘yo vi’, ‘yo oí’, no estaba presente, pero testifica. Dios odia eso.
Y el que siembra discordia entre hermanos”: es quien anda diciendo ‘¿viste lo que te hizo?’, ‘¿viste cómo te miró?’, ‘quiere aprovecharse’, ‘¡quiere serrucharte el piso!’.
La discordia es una enfermedad muy sutil y ha matado la fe de muchos.
No acepte que nadie siembre esta semilla de la enfermedad llamada discordia en su fe, porque Dios la abomina.
No permita que nadie contamine su fe con esta enfermedad alimentada por un sentimiento.
Además de odiar a la discordia, Dios la abomina, no la soporta, ¡no la tolera!
Cuéntenos, ¿cuál ha sido el mensaje qué más lo marcó?
¡Nos veremos en la IURD o en las Nubes!
Obispo Júlio Freitas
#AvivamientoUniversalAmericaDelSur
#Eia!!!