Casi todos ya oyeron esta afirmación. Pocos, sin embargo, observaron la profundidad de su significado. Se acostumbra a decir que la buena publicidad levanta a una empresa, y la mala publicidad hace que decaiga. Sin embargo, se puede aplicar este conocimiento a otras situaciones.
“La propaganda tiene un poder: insiste con lo mismo, insiste con lo mismo, insiste con lo mismo y en poco tiempo eso queda en la mente de la persona”, explica el obispo Edson Costa.
A modo de ejemplo, él citó una de las propagandas más exitosas de todos los tiempos, que incluso está narrada en la Biblia:
“Una propaganda bien hecha logró detener al ejército de Israel durante 40 días: la propaganda que hicieron de Goliat.”
El obispo señala que Goliat quizás ni siquiera era tan fuerte oponente para el ejército, sin embargo, su escudero iba delante en la batalla, cantando las victorias y los poderes del guerrero.
“Si Goliat ya era grande, la propaganda del escudero lo hacía más grande aún, por eso antes de que Goliat entre en escena, los soldados de Israel ya estaban temblando de miedo.”
Goliat supo hacer publicidad mostrándose como un luchador mayor de lo que era, y eso paralizó al ejército israelí durante 40 días.
Publicidad de Dios
A pesar de que todos los guerreros tuvieron miedo de enfrentar a Goliat, un pastor que aún era joven, considerado un niño, no se dejó convencer por la propaganda de los enemigos de Israel.
David, que conocía el poder de Dios cuando lo libró de otros peligros, aceptó desafiar al guerrero filisteo. Para el obispo, es cierto que David veía en sí mismo mucho más que sus padres y hermanos, que creían que era un niño. Por eso decidió luchar. Y fue así que el joven sin experiencia venció al gigante.
¿Cuál es su publicidad?
Lo que sucedió en la histórica batalla de David y Goliat sucede todos los días en millones de otras batallas. La publicidad que las personas hacen y, sobre todo, la que cada uno hace de sí mismo, es capaz de decidir las luchas que aún ni siquiera fueron trabadas.
El obispo Edson Costa destaca que Dios miraba a David no como las otras personas lo veían, sino como el mismo joven se veía: protegido por la fe. Esto porque Él trabaja en la visión que cada uno tiene de sí mismo.
“Fe es ver las cosas antes de que sucedan, y cuando usted se empieza a ver más grande y mejor, Dios comienza a trabajar sobre esa visión. La pregunta es: ¿su fe está en crisis? Porque si ella esta no está en crisis, usted puede, incluso en una época difícil, hacer la diferencia.”
Muchas personas tienen baja autoestima, no creen en sí mismas en la solución de los problemas. Ese ya es el punto de partida para una derrota. Lo necesario es hacer justamente lo contrario: creer en sí mismo y en Dios.
“Así es como Dios comienza a cambiar la vida de una persona. Por eso no acepte que nadie diga que usted no puede. No acepte que nadie le diga que usted es un pobrecito. Usted no es ningún pobrecito. Usted es hijo de Dios. Usted es un vencedor. Usted es mayor de lo que imagina. Usted es mejor de lo que imagina. Usted es más bonito de lo que se imagina. Usted es más de lo que se imagina”, concluye el obispo.
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