Patricio Ann Spann, a los 43 años, volvió a responder a una demanda. Esta vez fue procesada por el Ministerio Público de Estados Unidos por casarse con su hija, Misty Velvet Dawn Sapnn, de 18 años.
Bajo la ley estatal, el incesto (práctica sexual o unión matrimonial entre parientes cercanos) es un crimen y puede tener una pena de hasta 10 años de prisión. Patricia, sin embargo, asegura que no sabía que estaba actuando contra la ley, ya que no aparece como madre biológica en el certificado de nacimiento de la joven.
Misty y sus dos hermanos fueron adoptados por la abuela paterna en la infancia, después de que Patricia perdió la guarda de los niños. Hace pocos años atrás la madre volvió a tener contacto con los hijos. Madre e hija afirman que se “cayeron bien” desde que se reencontraron y decidieron casarse.
Sin embargo, esta no es la primera vez que Patricia es procesada. La investigación del caso llevó a la Justicia a descubrir otro casamiento incestuoso de ella. Entre el 2008 y 2010, ella estuvo casada con su hijo mayor, Jody. Él pidió la anulación del matrimonio 15 meses después por ser su madre biológica. Ella, a su vez, afirma que se casó con el muchacho para evitar que sirva en las Fuerzas Armadas.
“Creo que no hay ninguna razón para que ella ponga a mi hermana en esta situación”, declaró el otro hijo de Patricia, Cody. “Ella obligó a mi hermana a esto, muchas personas lo saben. ¿Qué tipo de persona hay que ser para poner a la propia hija en algo así? Si es eso lo que ella quiere es su problema, pero ninguno de nosotros, sus hijos, queremos esto. Y ahora ella puso a mi hermana tras las rejas por causa de sus elecciones. ¿Por qué no asume esta posición sola, como madre?”
Consecuencia vs. Fatalidad
El caos que involucra a Patricia y a sus hijos se repite de muchas otras maneras. Consecuencia de hogares destruidos, de padres que no asumieron la responsabilidad de tener una familia, que no pusieron a Dios adelante de sus elecciones.
“Es lamentable ver personas sufriendo porque todavía no notaron la diferencia entre los problemas que surgen en nuestras vidas sin nuestra interferencia y aquellos que son resultado de decisiones equivocadas que tomamos. Podemos llamarlo, respectivamente, fatalidad y consecuencia”, afirma el obispo Adilson Silva.
Y él añade: “Fatalidad es aquello que no podemos evitar, pero la consecuencia es aquello que es lógico, matemático, previsible, etc. Así como dos más dos es cuatro en cualquier lugar del mundo, las elecciones equivocadas que hacemos van a generar problemas que no teníamos que pasar si hubiésemos elegido correctamente.”
Patricia perdió la guarda de sus hijos hace muchos años. Ellos fueron criados por la abuela paterna. Ella renunció a luchar y resolver los problemas, y las consecuencias vinieron. No hay información sobre lo que exactamente ella pretendía al casarse con sus hijos, pero, como destaca el obispo Adilson, es necesario que cada uno entienda que elegir es algo muy serio y, cuando hacemos una elección, renunciamos a las otras posibilidades.
“Lamentablemente, parece que hay personas que tienen el don de elegir siempre lo peor para ellas. Un buen consejo es no tomar ninguna decisión cuando la emoción está a flor de piel. En momentos de tristeza, alegría, ira o cualquier tipo de conmoción, no se apresure. Espere que pase y después decida basado en la razón. Usted no tendrá una vida sin problemas, siempre van a existir, pero sin duda se ahorrará mucho dolor.”
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