“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”
(Efesios 4:22-24)
Después de entregarle su vida a Dios y decidir andar en Sus caminos, es necesario nacer de nuevo para vivir por la fe. Para vivir por la fe hay que tener una nueva mente, un nuevo corazón, una nueva forma de pensar, un carácter según el carácter de Dios.
Dios es Espíritu. La comunicación con Él es del Espíritu de Dios hacia el espíritu humano. Y, por la fe, del espíritu humano hacia el Espíritu de Dios. Eso obliga el uso de nuestro intelecto, y no de nuestro corazón.
Quienes creen; quienes buscan el nuevo nacimiento; quienes buscan ser como Dios quiere que sean; y quienes buscan crecer en la fe tienen en el texto bíblico de hoy un paso a paso para alcanzar esa nueva vida que nos fue prometida.
Para conseguir librarse de la vieja criatura, que se volvió imagen y semejanza del engaño y del error, el Espíritu Santo orienta a desistir de la antigua forma de actuar, pensar y sentir. Después, el paso esencial: “renovaos en el espíritu de vuestra mente”, es decir, cambiar la forma de pensar. Un nuevo entendimiento. La fe que piensa, puesta en práctica. Es donde comienza una nueva vida. Si la mente no cambia, nada más cambia.
Solo después de tener la mente transformada, desarrollando sus pensamientos de acuerdo con los pensamientos de Dios, es posible revertirse de la nueva criatura, creada a Su imagen y semejanza, en la justicia y en la rectitud que viene de la práctica de la Palabra de Dios.
La clave para la nueva vida es desarrollar sus pensamientos de acuerdo con los pensamientos de Dios.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo