¿Quién imaginaría que un simple dolor de cabeza se transformaría en un grave problema de salud? En el caso de la empresaria Roseli de Almeida López, de 45 años, (foto de al lado) el dolor era una señal de un grave problema que por poco no causó su muerte.
Madre de tres hijos, Roseli administraba la casa y la empresa de la familia al lado de su marido. El dolor de cabeza parecía algo común, hasta el día en que sintió una molestia diferente. “Hice un movimiento con el brazo y sentí algo muy extraño. Era como si dentro de mi cabeza algo estuviese suelto. Fue un dolor insoportable”, cuenta.
Roseli tomó un analgésico, como de costumbre, pero el dolor persistió. Preocupado con el estado de la esposa, el marido, Ailson Eduardo Lopes, de 45 años, la llevó al hospital más cercano. En la unidad de salud, fue medicada y le dijeron que podía regresar a su casa.
El dolor volvió al día siguiente. Los remedios que tomaba en la casa ya no hacían más efecto y Roseli pasó 15 días yendo al hospital para tomar medicamentos más fuertes. Por causa de los fuertes dolores, dejó de trabajar. Estaba todo el día en un cuarto oscuro, presionándose la cabeza con la mano para intentar aliviar la molestia.
“Yo me estaba volviendo loca de tanto dolor y sin saber qué hacer”, dice. Lo peor aún estaba por venir. Un mes después, Roseli despertó sintiendo un dolor fuerte en el pecho. En seguida, perdió la voz. “Cuando me di cuenta que mi voz no salía, me agarró una desesperación, solo le pedía socorro a Dios en mi mente”, afirma.
Diagnóstico
Cansada de la situación y de la negligencia médica, Roseli volvió nuevamente al hospital y exigió que los médicos le dijeran realmente lo que estaba sucediendo. Fue sometida a una tomografía computarizada, en la cual se encontró un sagrado en el cerebro.
La noticia dejó a Roseli desorientada. “Los médicos llamaron a mi esposo y le informaron que yo tenía que pasar por una cirugía de alto riesgo, pues tenía un aneurisma cerebral. Una arteria había explotado. Ellos informaron que eso era un problema de nacimiento y que la cirugía era delicada y podría dejar secuelas”, dijo.
Fe en acción
A partir de ese momento, Roseli comenzó a participar en las Reuniones de Cura en la Universal. “Yo sabía que necesitaba ayuda divina y que tendría que poner mi problema en las manos de Dios”, relata.
Roselí se sometió al procedimiento médico. La cirugía fue exitosa y el médico se sorprendió con su recuperación, que fue muy rápida. Existían grandes posibilidades de que ella quedara con el lado opuesto paralizado, lo que no sucedió.
La fe y la determinación fueron indispensables para que Roseli sobreviva y pueda contar su historia. Participar en las reuniones la llevó a alcanzar la cura. “Busque a Dios, pues solamente Él podría operar este milagro. En cada reunión recibía una palabra de ánimo y fe. Hoy estoy curada”, afirma la empresaria.
Sesión de Descarga para la cura del cuerpo y del alma
Una reunión dirigida para quien sufre con una enfermedad, dolores o problemas de salud persistentes.
Todos los martes a las 8, 10, 16 y principalmente a las 20h en la Universal de Almagro, Av. Corrientes 4070 o en la iglesia más cercana a usted. Para saber las direcciones, ingrese aquí.
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