¿Vio aquella propaganda que muestra un gran y sabroso lunch a base de hamburguesas y sus acompañantes preferidos, como las papas fritas, las gaseosas y los Milkshake, esperando para ser degustados? Esa escena puede ser más perjudicial de lo que usted se imagina.
Como todos saben, la comida rápida es un tipo de alimento rico en grasas y azúcares, cuyo consumo puede causar disturbios alimenticios y diversas enfermedades. Si esa alimentación le hace mal a los adultos, es igualmente perjudicial para los niños.
En todo el mundo, aproximadamente 41 millones de niños, menores de 5 años tienen sobrepeso. Y, si depende de las propagandas de las redes de comida rápida, esa situación tiende a empeorar aún más.
La señal de advertencia en relación a eso fue dada recientemente en una investigación que comprueba que el área del cerebro responsable de las elecciones puede ser influenciada por comerciales que muestran comidas rápidas y dulces. Según el estudio, esto ha contribuido con la aparición de altos índices de obesidad infantil, diabetes y otros males.
Resultados
La doctora Amanda Bruce y un equipo de investigadores de la Universidad de Kansas Medical Center, en Estados Unidos, utilizaron la tecnología de resonancia magnética funcional para escudriñar la actividad del cerebro en niños mientras que veían propagandas de alimentos y anuncios no alimentarios.
Los resultados del estudio indicaron que, durante los comerciales de alimentos, hubo más actividad en la parte del cerebro que codifica valores y deseos de lo que fue registrado durante la publicidad no alimentaria.
Los niños mostraron aumento de la actividad en la región de recompensa y valor del cerebro. Por otro lado, en la infancia, la región de autocontrol aun no está totalmente desarrollada. Eso da lugar a un desequilibrio entre el deseo de comer alimentos poco saludables y la disciplina necesaria para mantener una dieta adecuada.
“Está afectando a los niños a nivel fisiológico, representado en el cerebro. Y está cambiando las elecciones, de manera que se le da mayor importancia al gusto y no a la salud. Sus decisiones son más impulsivas, más rápidas”, advierte Amanda.
La médica dice que los resultados son motivo de preocupación, porque los hábitos alimenticios se forman en la infancia y se llevan hasta la edad adulta.
Muchos padres terminan cediendo a los deseos de sus hijos, que insisten en pedir cereales azucarados, dulces o hamburguesas, cuyas imágenes son transmitidas en intervalos comerciales. Una serie de países, incluyendo Reino Unido, prohibió la publicidad de ese tipo durante los programas de televisión dirigidos a niños.
Mientras que la ley no cambie – y los comerciales continúen incentivando el consumo de alimentos poco saludables -, lo que pueden hacer los padres es no eximirse de la responsabilidad de educar a los hijos correctamente.
No es el niño el que tiene que decidir si va a comer comidas rápidas. Los padres que ofrecen ese tipo de alimentación a sus hijos están incentivando malos hábitos y haciendo a los pequeños vulnerables a los problemas de salud. Los alimentos saludables en la infancia son el mejor camino para la buena salud en la etapa adulta. Y esa responsabilidad es de los padres.
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