“(…) sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.”
(1 Timoteo 4:12)
¿Usted quiere servir al Señor y ser un ejemplo de fe para las generaciones futuras? ¿O quiere conquistar grandes beneficios personales y ser olvidado al morir? Servir al Señor no es, necesariamente, ser un pastor o un misionero. Usted puede servirlo donde esté.
Al observar su vida correcta y digna a causa de Jesús, las personas sentirán Su perfume en usted. Esto ya es servirlo. Ser el ejemplo en la conducta, en el amor, en el espíritu, en la fe, en la pureza. Dios quiere usarlo entre sus conocidos. Él quiere hacer de usted luz en medio de la oscuridad de este mundo.
Más importante que hacer la obra de Dios es pertenecer a Dios. Su conducta hablará por usted. Será un ejemplo vivo de la Palabra de Dios. En vez de oírlo hablar de alegría, las personas verán en usted la alegría que ellos quieren tener. En vez de oírlo hablar de paz, verán la paz en usted, por medio de su reacción ante los problemas. En vez de oírlo hablar de fe, verán su actitud de fe. En vez de oírlo hablar de amor, verán su amor a través de sus actitudes de sacrificio, de renuncia, de misericordia.
En vez de oírlo hablar de pureza, verán la pureza en usted, mirando todo y a todos por el mejor ángulo. En vez de oírlo hablar de Jesús, verán a Jesús en sus actitudes, en sus elecciones. En vez de elegir un ejemplo del mundo a seguir, tendrán en usted un ejemplo de comportamiento que refleja todo lo que ellas mismas quieren ser. Y, al seguirlo, terminarán siguiendo a Aquel a quien usted sigue. Así es como se gana un alma sin ninguna palabra.
Sea ejemplo de la Palabra de Dios para que Él sea visto por medio de su conducta.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo