“Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán Conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.”
(Apocalipsis 3:4)
No es fácil no contaminarse. Tanto es que son pocas las personas que no se contaminan. ¿Quiénes son esas que no se contaminan? Quienes determinaron permanecer lejos de la suciedad de este mundo. Quienes determinaron permanecer limpias. Estas son dignas. Son honradas. Son estas las personas que el Señor Jesús considera nobles y dignas de que anden junto a Él.
No son perfectas, pero se esfuerzan, se sacrifican para no contaminarse y mantener su dignidad delante de Dios. Aunque tengan que negarse a lo que más quieren, aunque necesiten dejar padre, madre, hermanos, casa, familia y bienes por amor a Él, hacen la elección correcta. Quieren ser dignas. Quieren mantener sus vestiduras blancas. Su conciencia limpia delante de Dios.
No importa lo que usted ya fue o lo que ya hizo. A partir del momento en el que se arrepiente, entrega su vida al Señor Jesús y decide ser una nueva criatura, gana una nueva oportunidad para sacrificar por su salvación diariamente.
Tal esfuerzo nunca será en vano, mi amigo. No tenga miedo de sacrificar lo que sea necesario para estar entre esos pocos que andarán con el Señor Jesús durante toda la eternidad. Todo el resto pasa. Todo el resto es pura ilusión. Lo único por la cual vale la pena luchar día a día es la salvación de nuestra alma. Es poder andar de blanco, o sea, con la conciencia limpia, con el Señor Jesús día a día, aquí en este mundo y en la eternidad.
No desperdicie la oportunidad de convertirse en uno de los pocos que eligieron no contaminarse.
Haga clic aquí y vea el mensaje anterior.
Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo