Anna Ozhigova (en la foto al lado), una mujer rusa, de 33 años, se suicidó recientemente, al saltar de un edificio en la ciudad de Omsk, con su hijo de 8 años en su regazo, que también murió.
Anna es una víctima más de los efectos destructivos causados por el bullying, y un número más en las estadísticas de personas que se suicidaron después de sufrir esa agresión psicológica.
Después de realizarse una cirugía estética sin éxito en la nariz, Anna se deprimió y, para empeorar su estado emocional, comenzó a sufrir bullying de parte de su propio marido, que no escatimaba críticas y bromas hacia su esposa debido a su apariencia.
Cansada de los insultos y del desprecio de parte de su marido, y con miedo de perder la custodia de su hijo en el caso de un divorcio, ella vio la muerte – la propia y la del niño – como la única salida.
Según el psicólogo Alexandre Rivero, nuestro autoconcepto puede ser más rígido o más flexible, dependiendo de nuestras creencias personales sobre nosotros mismos, generando seguridad o inseguridad frente a las situaciones de la vida. La autoestima está conectada a la autoaprobación y al autorespeto. La aceptación que recibimos de personas importantes, como padre, madre, marido, esposa, profesores, etc., tienen una importancia significativa para que construyamos nuestra autoestima.
Complejo de inferioridad
La disertante Viviane Freitas puede afirmar con su propia experiencia que eso es la más pura verdad. Ella nació con labio leporino (abertura en el labio y en el paladar), y fue gracias al hecho de que su defecto físico nunca fue puesto en evidencia en casa, por las personas que amaba y que eran importantes para ellas, que jamás se sintió diferente o inferior.
“Nunca tuve complejos a causa de mi fisionomía. Las personas hablaban de mi boca, hacían gestos, pero no me afectaba, porque en casa no sucedía eso, entonces la opinión de ellos no tenía ninguna importancia para mí. Ellos no me amaban, entonces sus críticas no tenían ningún valor para mí.”
Anna no tuvo ese apoyo emocional dentro de su casa y, lamentablemente, no lo pudo superar. Pero el gran problema en realidad no era ese.
Para el obispo Macedo, el gran problema se llama complejo de inferioridad. El bullying, la discriminación, sucede de afuera hacia adentro, mientras que el complejo de inferioridad ocurre de adentro hacia afuera – él ya existe dentro de la persona y solo se exterioriza.
“Tal vez eso es lo que le ha sucedió a usted. Muy en su interior usted tiene esa convicción de que es inferior, menor, de baja calidad. Y, al rebajarse delante de las situaciones, usted termina adoptando un comportamiento inadecuado, tímido, retraído. Usted retrocede debido a ese sentimiento destructivo que hay en su interior. Incluso siendo más fuerte, se ve más débil; aun siendo más inteligente, se ve sin inteligencia, sin capacidad, ni cualidad. Venza ese complejo que hay dentro de usted y no le preste atención a las discriminaciones”, aconseja el obispo.
Pero, ¿cómo vencerlo? A través de la fe. “Si usted tiene una fe viva depositada en el Dios Vivo, esa discriminación que hubo en el pasado, que hay hoy en día y que habrá en el futuro, nunca le afectará. La fe es un espíritu que le lleva hacia adelante, que le arremete hacia el éxito y hacia las conquistas. Ella es un poder dentro de usted. La fe hace que usted quede libre de la opinión ajena”, destaca él.
Si usted quiere aprender a desarrollar esa fe, participe de las reuniones de la Universal. Ingrese aquí para ubicar la dirección de una iglesia más cercana a usted.
[related_posts limit=”17″]