Carlos Luiz Batista (foto), de 39 años, fue el blanco de un delito cibernético. Comenzaron a compartir su foto en varias redes sociales diciendo que era un violador y secuestrador de niños. En los mensajes, no se cita su nombre y lo identifican como habitante de Mesquita, en la Baixada Fluminense en Río de Janeiro, y dueño de un Fox negro. Solo que Carlos vive en Cosmo, en la zona oeste de Río, y conduce un Corsa verde.
Debido a la publicación comenzó a recibir amenazas y tiene miedo de salir de su casa y ser agredido o incluso asesinado. “Están terminando con mi vida. No sé quien inventó esa mentira, pero toda mi familia está amenazada por causa de una calumnia”, dice Batista.
Él presentó una queja ante la División especializada contra delitos informáticos, pero puede demorar entre 6 y 8 meses descubrir de dónde surgió la calumnia.
Otros casos
En el 2014, Fabiane María de Jesús, de 33 años, fue cruelmente linchada en Guarujá (San Pablo), después de una falsa publicación en una página de Facebook afirmando que ella secuestraba niños para realizar rituales de magia negra.
Casi 2 años y medio después, Lucas Rogério Fabricio Lopes, que en ese momento tenía 19 años, fue juzgado y condenado por el asesinato. Él es uno de los cinco acusados por el linchamiento y fue quien golpeó tres veces con el neumático de una bicicleta la cabeza de Fabiane, que estaba casada y tenía dos hijas.
No crea en todo lo que ve
La mayoría de las personas no cuestiona el origen de la información que surge en internet. Ellas las reciben y las comparten. No lo haga.
Compruebe la información que llega a usted a través de las redes sociales y personas cercanas. Investigue y verifique si los hechos son verdaderos o no. Solo a partir de allí, en el caso que crea necesario, comparta. No colabore con algo que puede perjudicar a su prójimo.
“Hay una línea muy fina entre lo que es un chisme y una información. Y, para no ser visto como alguien cuya boca esparce veneno, hable de hechos concretos, presenciados por usted, que tiene el real conocimiento del contexto”, aconseja la escritora Cristiane Cardoso. “No podemos “ser” los oídos atentos a especulaciones y, mucho menos, la boca maldiciente”, agrega.
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