El duelo es considerado un sentimiento de tristeza profunda que ocurre debido a la muerte de un miembro de la familia, o alguien muy querido y cercano. Él no se restringe solo a la pérdida física de alguien, sino para muchos puede estar relacionado con el fin de una relación.
Según la Asociación Británica de Psicológica, entre los síntomas físicos más comunes está la sensación de tener un nudo en el estómago, palpitaciones, dolor en el pecho, temblores e incluso recuerdos de situaciones vividas. Y lo peor, el luto puede llevar a la depresión.
Algunos piensan que ese dolor no va a pasar. Normalmente, después de la pérdida, los pensamientos dan inicio a una batalla interna, en la cual una parte acepta la pérdida y la otra insiste en negarla. Eso es completamente, normal. Pero hay que aprender a librarse de ese dolor.
La Biblia dice:
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en Mí. En la casa de Mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, Yo os lo hubiera dicho.” Juan 14.1-2
En estos versículos, Jesús enseña que las personas no deben dejar que su corazón se disguste o perturbe, incluso durante el duelo, pues en Dios siempre hay refugio y solución para cualquier problema.
En su blog oficial, el obispo Edir Macedo explica que el diablo y sus demonios han usado todos los medios para instalar el caos en un corazón turbado. Pero que eso se puede impedir. “Todos tienen sus luchas y desafíos, pero la diferencia está en la fe y en la calidad de la fe”, explica.
Por lo tanto, en los momentos de dificultad busque la ayuda del Altísimo. Es necesario creer en Dios y ponerlo por encima de cualquier situación para tener una vida transformada. Solo con la fe fortalecida y con la fuerza del Espíritu Santo se puede encontrar la salvación para los problemas y alejar cualquier mal.
Según el obispo, las moradas existen y están listas para aquellos que permanecen firmes, que no se rinden delante de los problemas, sino que siempre salen más fuertes de ellos. “Su relación no es con las cosas, ni con las personas de este mundo, sino con Aquel que vino, sacrificó Su vida en la cruz, y fue a preparar el lugar donde vamos a pasar la eternidad”, destaca.
Por eso, si usted está sufriendo el dolor de una pérdida, participe de una Reunión en la Universal y reciba el fortalecimiento espiritual para superar esta situación. Encuentre, ingresando aquí, una iglesia más cercana a su casa.
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