El orgullo es un sentimiento destructivo, capaz de transformar negativamente a una persona, volviéndola mezquina, egoísta, falsa, que se ama solamente a sí misma.
Generalmente el orgulloso no acepta el éxito de los otros, y tampoco acepta ningún tipo de corrección u exhortación. Uno de los ejemplos más antiguos del orgullo es el de Lucifer. Él era un ángel de luz, pero, por no aceptar la corrección Divina, se volvió un ángel de las tinieblas.
¿Pero cómo librarse de un sentimiento tan malo?
La escritora Cristiane Cardoso explica en su blog, que es necesario seguir algunos pasos, y el primero de ellos es reconocer su orgullo, así usted estará dando inicio al proceso de convertirse en una persona humilde.
“El orgullo solo sale con la humildad, así como la oscuridad solo se dispersa con la luz. Pero la humildad no es lo que la mayoría piensa que es: ser pobre, vivir una vida simple, o ser buenita con las personas a su alrededor. La humildad sucede en su interior, así como el orgullo. Es fácil ser “humilde” en el exterior, basta fingir. Pero la verdadera humildad viene de adentro, sucede en lo más intimo de la persona, y se rebasa hacia exterior por medio de comportamientos admirables”, alerta la escritora.
Cristiane incluso afirma que el mayor ejemplo de humildad fue el propio Señor Jesús, que, siendo el Hijo de Dios, podría sentirse superior a los que estaban a Su alrededor, pero aún así fue humilde con todos.
“Él no era prejuicioso. Andaba con todos, no se creía superior a nadie (por más que lo fuese), aún sufriendo el prejuicio de muchos.
Él era paciente y comprensivo con las personas. Entendía porqué ellas hacían lo que hacían, no las juzgaba por eso, por lo contrario, ellas se sentían cómodas con Él.
Él enseñaba. Quien enseña es humilde. Muchos no enseñan y quieren que las personas aprendan, sepan y entiendan.
Él mantenía Su dependencia espiritual. Él oraba no solo antes del almuerzo o cuando las cosas estaban mal para Su lado. Él oraba todos los días. Él dependía de Dios.
Él mantenía amistades. El Señor Jesús se encargó de tener amigos, de estar con las personas, Él no se aislaba de ellas debido a que no tenían el mismo entendimiento que Él o por creerse mucho más inteligente que ellas.
Él insistió en enseñarles a Sus discípulos a hacer lo mismo y más que Él.
Él, siendo Dios, vino al mundo como hombre y se sometió a una mujer, a quien llamaba madre, a un cuerpo, a vivir como un carpintero, sin beneficios. Él se hizo un hombre común.”
Recuerde: la humildad genera amor y respeto; el orgullo genera solamente dolor y odio.
Si usted ha tenido dificultades para librase del orgullo, participe en la Hoguera Santa en el Monte Sinaí, una campaña de fe que será realizada en diciembre en toda la Universal.
No se pierda esta oportunidad. Visite la Universal más cercana a su casa y converse con el pastor u obispo responsable para entender mejor la campaña y saber cómo participar.
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