Tibio es algo que no es caliente ni frío. ¿Ya ha tomado un café tibio? ¿Vio alguna película sin ningún tipo de acción, sin emoción? Si su respuesta es sí, su experiencia no debe haber sido de las más agradables. Con la fe no es diferente. Lamentablemente, hay miles de personas que dejan la espiritualidad en “piloto automático” y de esta manera no logran tener una vida realizada.
“La mayoría ‘cristiana’ fracasa por no priorizar el Reino de Dios y no andar en Su Justicia o por tratar de priorizar el Reino de Dios y Su Justicia de cualquier manera. Es decir: ni una cosa ni la otra, entre los de la fe, son fríos; entre los incrédulos, piensan que son calientes. Lamentablemente, son tibios y, en el momento adecuado, serán vomitados”, destaca el obispo Macedo.
La expresión “vomitados” viene de la Biblia. En algunos fragmentos del libro de Apocalipsis es revelado que la voluntad de Dios es la de tener a personas que vivan Sus enseñanzas día tras día, sin enfriarse.
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente (…) Pero por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de Mi boca. Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo.” (Apocalipsis 3:15-16-17).
Identifique la fe viva
Gabriela Félix da Costa, de 18 años (en la foto al lado), cuenta que frecuentaba la Universal con su abuela desde niña, pero siempre sintió un vacío interior. “Al principio no entendía, participaba de las reuniones, hacía propósitos y campañas, ayudaba a las personas, pero solo era suficiente que saliera de la iglesia para olvidar todo lo que había aprendido”, recuerda.
Ella no tenía ganas de orar ni de leer la Biblia. En la escuela y con la familia actuaba de una manera y en la Universal se comportaba de otra forma. “Realizaba los deseos de mi carne, a mi manera. Era una persona rebelde. Cuando me ponía nerviosa, solamente quería aislarme. Además, me dejaba influenciar por las personas y por sus costumbres, bebía alcohol, hablaba igual que ellas, entre otras cosas”, destaca.
Sus compañeros decían que ella estaba perdiendo el tiempo y que debería dejar de ir a la Universal para “aprovechar la vida”. Ella relata que, al mismo tiempo, pensamientos de derrota surgían en su mente. “Era así: ‘tú vas a la Universal y tu vida nunca cambia. Entonces, ¿para qué vas?’”, explica. De a poco, Gabriela dejó de participar.
“Me sentía encima del muro, indecisa. Al mismo tiempo que quería hacer las cosas del mundo, quería estar cerca de Dios. Era muy orgullosa. Quien me veía, pensaba que yo estaba bien, pero solo yo sabía lo que pasaba en mi interior, sin mencionar que mi humor variaba de acuerdo a lo que me sucedía”, recuerda.
En medio de la tristeza, ella se detuvo para analizar sus actitudes. “No ponía en práctica nada de lo que leía en la Biblia. Necesitaba decidirme, casi estaba en depresión. En agosto del año pasado, tomé la decisión de bautizarme en las aguas, pero no como las otras veces. Decidí sepultar la vieja criatura de una vez por todas”, afirma.
Gabriela dice que, a partir de allí, descubrió que guardaba resentimientos contra su madre, que la abandonó cuando era niña. Ella se dio cuenta que necesitaba vencer ese trauma. “Después de mi decisión, perdoné a mi madre y no miré más hacia atrás. Comencé a leer más la Biblia, a hacer ayunos, oraciones y propósitos, y me alejé de las malas influencias. Enfrenté muchas luchas, pero estoy fuerte. Mi humor no depende de los acontecimientos externos, porque tengo paz en mi interior”, aclara.
La joven aprendió que las actitudes muestran el nivel de fe de cada persona. “Para cambiar es necesario actuar y no solo hablar de la boca para afuera. Es necesario decidir lo que se quiere para el futuro. Esa gran decisión que tomé me hizo ver que yo soy mucho más de lo que podría imaginar. Después de entregarme 100% al Señor Jesús, todo cambió. Hoy soy feliz y nunca más fui la misma Gabriela. Mi fe, que antes era tibia, hoy es muy caliente”, explica.
La importancia de decidir
¿Cómo vencer la falta de ganas de orar y los deseos superfluos? La respuesta es: con sacrificio. Es necesario sacrificar la propia voluntad para acercarse a Dios. No hay una nueva vida mientras que los pecados no mueran. Solamente quien acepta morir para este mundo es capaz de vivir en la presencia del Espíritu Santo. Solamente creer no es suficiente.
Al fin de cuentas, ¿cuántas personas dicen creer en Dios, pero tienen actitudes contrarias a la Su Palabra? Por eso, permanecer encima del muro no puede ser una opción en su vida, dado que la indecisión no concuerda con la voluntad de Dios. No espere sentir ganas para rescatar su vida espiritual. La razón debe ser su mayor arma de combate en ese momento, no se acomode. Alíese al bien más precioso que usted tiene: la fe inteligente.
Obtenga más información sobre este y otros asuntos espirituales en la Noche de la Salvación, que se realiza todos los miércoles a las 20h, en la Universal de Almagro, Av. Corrientes 4070 o haga clic aquí para consultar la dirección de la iglesia más cercana a usted.
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