El pasado 3 de diciembre, en el Templo de la Fe, y para el interior por videoconferencia, se llevó a cabo una reunión especial del IntelliMen con la que culminaba un año de aprendizaje constante para miles de hombres que decidieron ser hombres mejores, hombres con disciplina en distintas áreas de sus vidas para la gloria de Dios. El obispo Djalma comenzó la reunión mostrando los resultados de hacer los desafíos con determinación.
“Usted sabe que no hay como llegar a la excelencia sin disciplina, el hombre que no es disciplinado nunca va a llegar a la excelencia. Una exigencia de la disciplina es el sacrificio, usted puede ver que cada mes, con cada disciplina que fue presentada usted tenía la necesidad de sacrificar su voluntad, sacrificar su yo, sacrificar su carne. Hoy vamos a hablar de la disciplina del sacrificio.
La Palabra de Dios en Romanos 12:1-2 dice “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”. La disciplina no es algo fácil, la disciplina es como la fe, o uno la vive o no la vive. No sirve ser disciplinado en algunas cosas y en otras no.
Por más que usted sepa los beneficios de la disciplina, una parte de usted se resiste, por eso la única forma de mantenerse en la disciplina es a través del sacrificio.
Si usted no sacrifica, usted no será disciplinado y sin disciplina no hay éxito”.
A continuación, el obispo llamó a los hombres a vivir el sacrificio de su voluntad, de su carne, de su yo, de su mente, de su espíritu para no vivir en el pecado, para huir del pecado. “El Señor Jesús sacrificó por nuestros pecados, nosotros no necesitamos sacrificar por nuestros pecados, porque fueron llevados en la cruz, pero debemos sacrificar para vivir de acuerdo con la Palabra de Dios”.
Para finalizar el obispo llamó a los hombres que querían ser la imagen de la gloria de Dios en este mundo para glorificarlo a través de su vida. Juntos oraron al Padre determinando que a partir de ahora ellos van a reflejar la gloria de Dios por medio de su vida de sacrificio.
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