Una de las mayores críticas a nuestra iglesia es su enseñanza sobre el sacrificio – particularmente en esta época de la Hoguera Santa, que ocurre dos veces al año. Estas son las frases más comunes que escucho:
1. Dar ofrendas o diezmos, todo bien, pero enseñar que Dios espera de nosotros el sacrificio de nuestras posesiones hoy es abusar de los miembros de la iglesia y usar la Biblia para una ganancia económica.
2. Es irresponsable presionar a los cristianos a dar grandes cantidades de dinero, especialmente a aquellos que apenas consiguen pagar sus propias cuentas.
3. La enseñanza constante sobre el sacrificio durante las semanas que anteceden a la Hoguera Santa no es nada más que un lavado de cerebros.
4. Si la iglesia está tan desesperada por el dinero, debería recaudar fondos para cualquier proyecto que necesite enfrentar, y no analizar la Biblia para hacer que las personas se sientan culpables si no lo dan.
5. Las iglesias deberían ser conocidas por darles a los pobres y no por quitarles.
6. Enseñar sobre el sacrificio económico a cambio de respuestas a las oraciones es enseñar ambición y tratar a Dios como un cajero electrónico.
Vamos a hablar sobre cada una:
1. Enseñar que Dios espera que sacrifiquemos nuestras posesiones hoy es abusar de los miembros de la iglesia y usar la Biblia para una ganancia económica. – En Hechos 4, los miembros de la iglesia primitiva vendían lo que tenían – tierras, posesiones – y lo ponían a los pies de los apóstoles, por el bien de la propagación del Evangelio. Nadie tenía falta de nada porque conforme daban, Dios proveía para todos. Suena radical, pero no existe nada antibíblico sobre las ofrendas sacrificiales. Está en todas partes, desde la viuda de Sarepta en el Antiguo Testamento hasta la viuda con las dos monedas en el Nuevo Testamento, desde los mandamientos de Jesús para el joven rico, ordenando que vendiera todo lo que poseía y Lo siguiera, hasta el propio sacrificio de Jesús en la cruz, que fue precedido por Abraham, en el sacrificio de Isaac, centenas de años antes. Los sacrificios atraviesan la Biblia.
2. Es irresponsable presionar a los cristianos a dar grandes cantidades de dinero. – Desafiar a las personas a vivir por la fe es la esencia del Evangelio. Si alguien da en la carne, por culpa, solo para mostrarse o por obligación, entonces la fe no está operando y él básicamente ha tirado a la basura su oportunidad de ser bendecido. Pero nosotros tenemos documentaciones de decenas de miles de personas que eran pobres, enfermas y desesperanzadas, y que ahora pueden testificar que el poder de Dios las levantó de la pobreza, de la enfermedad y de la desesperanza a una vida de abundancia y estabilidad, porque tuvieron el coraje de sacrificar no solo dinero, sino sus vidas en dedicación a Él. Esas personas no perdieron nada, ¡ganaron exponencialmente!
3. La enseñanza sobre el sacrificio durante las semanas que anteceden a la Hoguera Santa es un lavado de cerebro. – El sacrificio es simple de comprender, pero difícil para que los oyentes lo acepten. Existe una resistencia demoníaca de la cual ninguna persona escapa, no importa cuán espiritual sea. Como muchas veces cuando Dios me desafió a sacrificar algo que yo altamente valoraba, el diablo siempre estaba allí, haciendo lo mejor de sí para atacarme emocionalmente y darme excusas para no seguir con eso. La razón es que el sacrificio, cuando es hecho en la fe, es una forma de batalla espiritual intensa. Las enseñanzas repetitivas son cansadoras, lo admito, si un pastor no está bien entrenado o si no está permitiendo que el Espíritu hable a través de él. Pero el concepto de sacrificio es tan poderoso que necesita ser desarrollado y explicado para que los oyentes puedan tomar decisiones racionales y conscientes por cuenta propia.
4. Si la iglesia está tan desesperada por el dinero, debería recaudar fondos para cualquier proyecto que necesite pagar. – La Hoguera Santa no es la desesperación de la iglesia para levantar dinero. Es una época en la que las verdades espirituales profundas son propagadas con el pleno conocimiento de que pueden ser fácilmente mal entendidas, y la iglesia puede ser acusada de todas las afirmaciones anteriores. Como Pedro dijo delante del Tribunal de Israel: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.” (Hechos 5:29)
5. Las iglesias deberían ser conocidas por darles a los pobres y no por quitarles. – ¿Usted ya oyó el antiguo refrán: “Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día; enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”? Enseñarles a las personas a confiar en Dios por medio del sacrificio es básicamente confiarlas a una forma de fe para que no necesiten caridad o ayuda de los demás para superar sus problemas, ellas pueden probar el poder sobrenatural de Dios por sí solas a través del sacrificio. Nuestra iglesia tiene muchos proyectos sociales que ayudan a los necesitados, a los detenidos, a los que sufrieron abusos y a quienes no tuvieron acceso a la educación – pero nada transforma vidas como el poder del sacrificio.
6. Enseñar sobre el sacrificio económico a cambio de respuestas a las oraciones es enseñar ambición y tratar a Dios como un cajero electrónico. – Jesús enseñó “Dad, y se os dará” y “porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” Los sacrificios y las ofrendas traídas al antiguo Templo eran para ser hechos por motivos específicos. Sí, nosotros deberíamos dar solo por la alegría de dar, y todo lo que no es dado libremente en amor no es un verdadero sacrificio. Aun así, Dios nos trata como niños que necesitan una incentivación para hacer lo correcto, muy parecido a la forma como les enseñamos a nuestros propios hijos buenas lecciones por medio de una recompensa. Sacrificar y hacer pedidos para que nuestras vidas sean transformadas es un concepto perfectamente Bíblico y nos enseña, humildemente, a que miremos a Dios como nuestro Padre.
Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos.
2 Corintios 8:1-4
Colaboró: Obispo David Higginbotham