Andrea vio el poder del Altar en su vida: “Llegué a la iglesia muy pocos días antes de que comenzara la Hoguera Santa del monte Sinaí. Mi vida estaba destruída completamente, a los 21 años tuve eclampsia y eso me dejó muchas secuelas. Yo quedé con epilepsia, hipertensión y problemas cardíacos y en los riñones.
Mi vida económica era un caos. No podía trabajar así, vivía con licencia médica y mi sueldo era el básico, mi esposo tenía que mantener toda la casa. Vivíamos en un solo ambiente, lo único que teníamos era un baño y lo que ganaba me lo gastaba en la medicación.
Yo tenía epilepsia, dolores de cabeza y desmayos constantes. Mi esposo tuvo que cambiar su horario de trabajo para cuidarme porque de noche era cuando más episodios tenía, llegué a tener dos o tres por día. Terminaba lastimada, tengo cicatrices por todo el cuerpo. Sufrí con esto más de tres años. El problema en los riñones empezó un año antes, tenía dolores, constantes infecciones urinarias, un día fui al hospital porque empecé a orinar con sangre, lo único que me quedaba era un trasplante.
Así llegué a la Universal, doblada de dolor. Escuché hablar de la Hoguera Santa, escuchaba que las vidas cambiaban y yo veía la mía y decía quién va a cambiar mi vida. Por un lado, pensaba que era mi oportunidad, pero también tenía dudas. Vencí las dudas y subí al Altar decidida, no tenía nada, pero estaba segura de lo que estaba haciendo.
Presenté mi sacrificio y bajé del Altar llorando, sabía que mi vida había cambiado. Nunca más tuve dolores de cabeza, mi presión se estabilizó, no sufrí ni un episodio de epilepsia más y mis riñones empezaron a funcionar.
Fui al médico y no tenía nada. Mi vida económica empezó a cambiar, me ascendieron 4 veces, construimos nuestra casa, tenemos autos 0 km y autos de colección. El Altar me dio todo”.
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