“Porque has puesto al SEÑOR, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada.”
(Salmos 91:9-10)
No sirve que le diga que deseo que usted tenga un año nuevo maravilloso. Puedo incluso deseárselo, pero sabemos que este mundo se está encaminando hacia el fin y se acerca el regreso de Jesús. Cada año será, inevitablemente, peor que el anterior.
Para garantizar que será guardado del mal que este mundo está sufriendo, es necesario tener un pacto con Dios. Está escrito que ningún mal le sobrevendrá a aquel que habita al abrigo del Altísimo. Haga de Él su refugio. Haga de Él su protección, su santuario. Refúgiese en Su presencia y crea en la promesa hecha por el Dios que no puede mentir: “No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada”.
Comience este año en la presencia de Dios. Todo lo que comienza bien, termina bien. Aunque el mundo se esté cayendo a su alrededor, usted tendrá paz por dentro. Aunque este año, para el mundo, sea peor que el anterior, habrá bendiciones abundantes en la vida de los que Le han sido fieles a Dios y han hecho de Él su morada. Esa certeza de que usted está seguro es la fe consciente. La fe que hace pasar por tempestades, por vendavales. Esa fe sustenta en los momentos más crueles, es consistente y hace mantener la confianza de que, suceda lo que suceda, usted estará seguro.
Elija habitar al abrigo del Altísimo y garantice un nuevo año de victorias.
Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo