Hernán Galeano fue víctima de los vicios durante gran parte de su vida. Todo comenzó en su infancia. “Empecé a fumar a los 12 años. A los 13 mi mamá ya tenía que ir a buscarme a la comisaría por generar disturbios porque empecé a fumar marihuana. A los 14 comencé a tomar y varias veces mi vida estuvo en riesgo porque tomaba mucho y hacía locuras.
Crecí en ese ambiente y a los 18 años empecé a tomar cocaína. En esa época conocí a mi mujer y nos fuimos a vivir juntos. Ella no sabía que me drogaba, pensaba que solo tomaba alcohol cuando salía a bailar los fines de semana. Yo vivía tomado, ella no diferenciaba, tomaba todos los días. Ella no entendía por qué mi carácter había cambiado tanto.
A los 20 años, decidimos comprar un terreno para edificar la casa en otro barrio. Yo quise irme de allá porque quería dejar las malas compañías, pero fue peor. Me iba a trabajar a Pilar y me juntaba con otra gente para seguir consumiendo, aunque ni siquiera los conocía. A mi auto se subía gente armada, no medía las consecuencias, no me importaba que me agarrara la Policía.
Me metía en las villas a las 3 o 4 de la mañana sin conocer, por la droga. Cuando se me pasaba el efecto me daba cuenta de lo que había hecho, pero no me importaba, no medía las consecuencias. Yo cobraba los viernes y no volvía a mi casa hasta el domingo, llegaba a las dos de la mañana y tocaba bocina con el auto y mi esposa tenía que tener lista la comida, sino la golpeaba y a mi hija la mandaba a comprar alcohol. Me ponía agresivo, rompía todo.
En el trabajo competíamos para ver quien consumía más. En ese ambiente, la mayoría consumía, armábamos líneas largas y veíamos quién aguantaba más. Llegaba un momento que mi corazón parecía que se iba a parar y me asustaba.
Se me iba todo el sueldo en cocaína, pedíamos fiado en el almacén. Nunca tenía plata, mi mujer me sacaba la plata de los bolsillos antes de que me la gastara toda.
Toqué fondo cuando mi mujer me pidió que me fuera de la casa, ya no me soportaba más. Mis hijos ya no me querían cerca porque solo traía problemas. Me molestaba cualquier cosa que hicieran, me ponía violento. Mi mujer estaba enferma y yo no tenía la paciencia para ayudarla. Ella me tenía miedo y mis hijos también.
Conocí la Universal mirando el programa de televisión y fui a la iglesia. Empecé a participar y me fui liberando de los vicios. Me decidí y tuve la fuerza para dejar los vicios, quería cambiar, vi la mano de Dios en mi vida. Al principio nadie me creía, pero mi vida cambió por completo. Dejé todo, recuperé a mi familia y tengo la vida que siempre quise, lejos de los vicios”.
Participe usted también de la reunión de la Cura de los Vicios y compruebe en su vida o en la de un ser querido que existe una salida para este mal. Lo esperamos este domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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