Mercedes Gómez se casó muy jovencita, ilusionada, pero su matrimonio fue un desastre. “Tuve mi primer hijo con muchas complicaciones y mi marido me vino a ver recién al otro día del parto. Él no me quería, me mentía y me era infiel”, relata.
Su marido tenía el vicio de alcohol y del juego, la humillaba, la maltrataba psicológicamente y la golpeaba. Con el paso del tiempo él comenzó a tomar todos los días, en una ocasión intentó quemar la vivienda, rompió toda la ropa, hasta los juguetes de su hija. “Ese día yo no estaba en la casa, cuando regresé, estaba todo roto y partes de la casa quemadas. Una vecina impidió que quemara toda la casa, entonces fui a la Policía y recurrí al Juez de menores, finalmente me separé y una asistente social me ayudó para que me fuera con mis tres hijos.
A los tres años decido rehacer mi vida amorosa y él se entera y me va a buscar. Me encontró e intentó matarme, por eso terminó preso. Recuerdo que entró al edificio en que vivía sabiendo que tenía que esperar a las nenas abajo, en ese tiempo se drogaba, ingresó a la cocina, agarró una cuchilla de cocina y me la puso en el cuello. Una de mis hijas salió a buscar ayuda a la casa de una vecina, vino la Policía y terminó preso. Desde ese día no me molestó más. Los hermanos pagaron la fianza y salió libre, eso me aterrorizaba”.
A los dos años comenzaron los mismos problemas con su pareja actual, estuvieron separados tres meses y buscaron ayuda en la casa de los espíritus. “Una curandera me dijo que fuera a la Universal porque tenía una pared que ella no podía traspasar. Me indigné porque ya le había pagado un montón de dinero, entonces decidí ir a la iglesia. Ahí sí encontré la salida a través de la perseverancia y el sacrificio en la Hoguera Santa porque aprendí que la fe produce resultados extraordinarios.”, agrega.
Desde que ella descubrió el camino de la fe fue libre de ese sufrimiento, la relación con su marido cambió y la familia fue transformada. “La primera reunión que participé me sirvió muchísimo, salí livianita y pude dormir, perseverando con determinación pudimos formar la familia que tanto soñábamos. Hoy tengo una vida completamente diferente”, afirma sonriendo.
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